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Constelando con tus sueños 33 Un día, mi padre me pidió que lo acompañase a hacer una visita junto a una prima. Cuál fue mi sorpresa cuando visitamos a una señora que leía las cartas para predecir el futuro. Pasó mi prima a leerse las cartas y después yo. Recuerdo que era una sala con cuadros de imágenes de santos. A la derecha había una mesa grande, donde hacía la consulta con las cartas. Hubo un cuadro que me llamó la atención de forma especial, porque se trataba de una monja que había sido canonizada recientemente, la madre María de San José, procedente de Maracay (Aragua), que casualmente era prima de Josefina. Me senté al frente de la señora y vi una sombra que se movía a mi izquierda, donde estaba el cuadro de la madre María de San José. Me dijo: «¿La has visto, verdad? Ha venido a saludarte». Me quedé atónita; había visto una sombra y pensé que sería algún efecto de luces al cerrarse algo, una ventana o una puerta que hizo sombra, pero no había sido nada, solo estaba la imagen del cuadro. Eso me hizo reflexionar sobre las sombras que veía antes con frecuencia. La señora me dijo: «Tienes una capacidad especial y deberías desarrollarla», mientras observaba con atención a mi padre. Recuerdo que la predicción que me hizo hablaba de un viaje en mi vida, éxito en los estudios y seguramente hablamos de algún amor, pero insistió en desarrollar mis capacidades y en que ella estaba disponible para ayudarme. Lo habló después con mi padre y él le respondió que no quería que me relacionase con ese mundo. Mi padre se quedó a solas con la señora, le tocaba su turno. Mientras tanto, mi prima y yo esperábamos en la sala. De repente sentimos cómo le cambió la voz a mi padre y ya no era él quien estaba hablando. No entendía el idioma; hablaba otra lengua, era un «indio», según pude escuchar de la misma señora. Yo me asusté mucho y mi prima también. Escuchamos