Congresos y Jornadas Didáctica de las lenguas y las literaturas. | Page 49
suerte”. Además, en la gran mayoría de las entrevistas ficcionalizadas que produjeron
se le otorga un protagonismo bastante importante a la escritura en la computadora así
como el uso de otros recursos informáticos o TIC: “hoy escribo en computadora, rara
vez elijo escribir en papel”; “tengo la sensación de que en la pantalla de la computado-
ra es más fácil acomodar las ideas”. Por otra parte, se vincula a la escritura académica
con la tecnología informática y a la escritura manuscrita con: “nimiedades. Anoto cosas
en mi agenda, hago listados de compras, etc.; pero para escribir textos tales como ensa-
yos –en el área académica- y mis cuentos, uso la computadora”.
Por último, resulta importante señalar que en dichas entrevistas se visualiza de
manera clara una distinción entre el lector/escritor de literatura y el académico –figuras
que también podrían amalgamarse en una misma persona– y la importancia que estos le
dan al hecho de generar rutinas o hábitos para la escritura: “Antes tenía una rutina mar-
cadísima: de doce de la noche hasta tres o cuatro (antes dormía muy poco). Luego eso
comenzó a afectar mi salud, por lo que cesé la escritura. Gravísimo error. Si lograste
mantener un hábito, si lograste la meta casi imposible de alcanzar una rutina de escritu-
ra, nunca le dejes, modifícala –en vez de escribir a la noche, escribí a la mañana–, pero
nunca la ceses”.
Para seguir conversando…
En ocasiones los docentes hacemos catarsis respecto a las dificultades que tienen
nuestros alumnos en torno a la lectura y la escritura: “los alumnos no leen (o no “me”
leen nada)”; “no se entiende lo que escriben”; “no pueden hilar dos frases con coheren-
cia y cohesión”; “nada los motiva a la hora de leer o escribir”; “no leen ni entienden
las consignas”; “qué mal que están saliendo de la escuela o llegando a la universidad”;
“no saben sintetizar solo cortar y pegar”, etc.
Para no estancarnos en esta instancia y buscar –a veces incansablemente– reno-
vadas propuestas que colaboren y allanen los caminos en la umbralidad académica,
planteamos esta ponencia como una conversación –con un colega, con un par, etc.– en
la que intentamos relatar y sintetizar tres experiencias didácticas que nos han resultado
satisfactorias como estrategias para poner en escena la lectura y la escritura en nuestras
aulas, tornándolas protagónicas.
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