Congresos y Jornadas Didáctica de las Lenguas y las Literaturas - 2 | Page 1146
En este ensayo, Sarlo define la literatura sentimental como un
tipo de narración hegemonizada por el amor-pasión y el deseo, característica que la diferencia de la tradición literaria “culta”, puesto
que en ésta, cuando esta hegemonía se implanta, es asediada por
otros sentimientos y pasiones vinculadas a la economía, a la política, al prestigio, al ascenso social, al éxito intelectual o mundano. La
literatura sentimental, sostiene, no propone jamás una distancia
crítica o irónica respecto de su objeto, proponiéndose como sustituto en tanto “proporciona un mundo de ensoñación como alternativa imaginaria de carácter compensatorio frente a las relaciones reales entre hombres y mujeres” (Sarlo: [1985] 2000, 130). En un sentido similar, las novelas para jóvenes mujeres prevén, como señala
Rosemary Jackson respecto de la literatura de fantasía, una “gratificación vicaria”, presentando a las lectoras un mundo paralelo donde pueden ser satisfechos deseos de una realidad mejor. Realidad
que se presenta como más deseable para las jóvenes lectoras, puesto
que ofrece romances atractivos y relaciones pasionales idealizadas,
diferentes de las relaciones reales.
Dice Sarlo: “Las narraciones semanales se escriben (y se leen)
con la seguridad de que el amor es el sentimiento más interesante.
Su hegemonía absoluta respecto del mundo de las pasiones no contribuye precisamente a la riqueza narrativa y, lo que sin duda arroja
más graves consecuencias, el amor es un sentimiento no sometido
a análisis. Los hombres y las mujeres presos del amor son tan ciegos
como el narrador que los representa. Por amor se pueden violar las
convenciones sociales, faltar a los deberes, incluso matar o morir.
Por amor, también, alguien puede ser redimido o, si es ilegítimo,
perderse para siempre. Esto es lo seguro. (Sarlo: [1985] 2000, 131).
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Investigación y Práctica en Didáctica de las Lenguas