Congresos y Jornadas Didáctica de las Lenguas y las Literaturas - 2 | Page 1112
netran en su celda y convierten su superioridad moral en elementos
de fortuna y de ambición, porque al fin concluye por hacerse caudillo de partido. Yo he presenciado una escena campestre, digna de
los tiempos primitivos del mundo, anteriores a la institución del
sacerdocio. Hallábame en 1838 en la Sierra de San Luis, en casa de
un estanciero cuyas dos ocupaciones favoritas eran rezar y jugar.
Había edificado una capilla en la que los domingos por la tarde rezaba él mismo el rosario para suplir al sacerdote y al oficio divino de
que por años habían carecido. Era aquél un cuadro homérico: el sol
llegaba al ocaso; las majadas que volvían al redil hendían el aire con
sus confusos balidos; el dueño de la casa, hombre de sesenta años,
de una fisonomía noble, en que la raza europea pura se ostentaba
por la blancura del cutis, los ojos azulados,