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Gajes del oficio
Mi hija trabaja como veterinaria en una clínica. Cierto dia llegó un señor y dijo:
─ Vengo por Katiuska
─ Perdone, ¿la dejó para baño o está hospitalizada? ─ preguntó mi hija.
─ No, es mi hija, está haciendo una pasantía en esta clínica ─ contestó el señor.
En mi primer día como paramédico, escuchaba la frecuencia de radio de la policía por la cual recibimos los reportes para atención. Un policía que informaba acerca de la situación en la que se encntraba dijo: "Tenemos un sospechoso de asalto de aproximadamente 1,50 de estatura. Viste pantalones de mezclilla azules y camiseta roja, y es más o menos de mi edad.
En una ocasión, mi sobrina, que era maestra de primer grado de primaria, les preguntó a sus alumnos:
─Niños, ¿Quién se sabe las vocales?
Ella se sorprendió al ver que el niño que tenía las calificaciones más bajas levantaba la mano con mayor insistencia, así que dijo:
─ A ver tú, Panchito, dime.
Y el pequeño respondió:
─ Usted, maestra.
Durante una granizada reciente, trozos de hielo del tamaño de una pelota de golf destrozaron nueve ventanas de la oficina donde trabajo y mi impresora quedó cubierta de pedazos de vidrio. Tuve que enviarla al taller para que sacaran los añicos y la limpiraran. Cuando me la devolvieron, la encendí para imprimir una página de prueba. En el papel aparecieron solo dos letras: "AY".