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hemos recibido. Tanto el Fundador como el Reformador fueron receptores conscientes de la llamada divina con su personal y profunda experiencia de Dios. El escritor anónimo del Siglo XIII, refiriéndose a la intensa búsqueda de Dios y de su voluntad que tuvo nuestro Fundador, escribió: “Permaneció ferviente e incesantemente suplicando al Señor que le indicara una Orden religiosa”. Pasó bastante tiempo y fueron necesarias la oración y la reflexión antes de poder discernir y responder a su llamada particular y a su misión. Después de la inspiración inicial recibida en su visión, San Juan de Mata se retiró a Cerfroid donde San Félix y otros ermitaños le acompañaron en la oración y en la penitencia durante algunos años hasta que Juan y sus compañeros propusieran el proyecto de la fundación de la Orden de la Santísima Trinidad y de los Cautivos. Cerfroid, la cuna de la Orden, era y aún es un lugar retirado y, como tal, nos recuerda la importancia del silencio y del recogimiento en nuestra vida. Debemos buscar y cultivar un auténtico espíritu de recogimiento interior en medio del frenesí de la vida moderna. El discernimiento y la oración son absolutamente necesarios para tomar cualquier decisión importante y para realizar cualquier proyecto. Una vez formada la comunidad y aclarado el proyecto, Juan, Félix y los otros compañeros se ofrecieron con todas sus posesiones a la comunidad para el proyecto de la redención. Todos participaron activamente en la misión encomendada por Dios.
De la misma manera, San Juan Bautista de la Concepción
necesitó algún tiempo y mucho discernimiento antes de iniciar su misión de Reformador y rendirse a la llamada de Dios. Fue un excelente predicador y gozó de gran prestigio. Al principio no quería abandonar dicha satisfacción humana ante la posibilidad de su ingreso en el movimiento reformador. Le preocupaba incluso su precario estado de salud ante el gran reto de la sencillez y pobreza de la reforma. Aunque fue muy fervoroso en su niñez, se había enfriado más tarde debido a sus hábitos cómodos, a las pequeñas honrillas y a sus propios proyectos. Estas consideraciones humanas lo mantuvieron retrasando su decisión de lanzarse y de sumergirse en el movimiento de la Reforma de la Orden. Finalmente, la llamada de Dios y la gracia triunfaron sobre él y abrazó la Reforma con todo su corazón, a pesar de todas las dudas y sacrificios que ello suponía. Se puso totalmente, con todas sus cualidades y debilidades, a disposición del Señor y de Su proyecto de la renovación de la Orden. Han transcurrido cuatrocientos años desde que la Reforma tuviera lugar y todos sabemos que la Familia Trinitaria, especialmente la Orden, sigue viva gracias a la profunda experiencia de Dios de nuestro Reformador y a su respuesta incondicional a la misión que Dios le ha encomendado.
Queridos hermanos y hermanas, nosotros encarnamos y damos continuidad en la Iglesia a un carisma de larga duración que está íntima e inapelablemente unido a la persona y misión de Jesús. San Juan de Mata y San Juan Bautista de la Concepción fueron los mediadores e instrumentos elegidos por Dios
Mensaje del Ministro General a la Familia Trinitaria
Muy queridos hermanos y hermanas:
Con gran alegría os saludo a cada uno de vosotros en estas importantísimas solemnidades de San Juan de Mata y de la Natividad del Señor. Toda celebración es una oportunidad para que recordemos con agradecimiento algún gran personaje o acontecimiento memorable y, así, recibamos impulsos y motivos nuevos para continuar por nuestro camino vital, llevando a cabo nuestra misión con renovado entusiasmo. Jesús nació para liberarnos y capacitarnos para participar en la vida Trinitaria en un modo más pleno. Su persona y su mensaje continúan siendo encarnados y proclamados por eminentes cristianos en diferentes épocas y circunstancias de la historia humana. En concreto, San Juan de Mata encarnó este mensaje liberador en los siglos XII y XIII. Nosotros, sus hijos e hijas espirituales, tenemos el privilegio de transmitir la misma buena noticia a los pobres y cautivos de nuestro tiempo. ¡Alabemos al Señor ahora y siempre por este gran don, a la vez que nos preparamos a celebrar el excelente regalo de Su Hijo en la Navidad!
Como sabéis todos, falta un solo año para el comienzo del gran Año Jubilar del centenario de la muerte de San Juan de Mata y de San Juan Bautista de la Concepción. Mis pensamientos vuelan hacia ellos y hacia el gran patrimonio que de ellos