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2013. Año Santo.
Centenario de la muerte de nuestros Santos Padres Juan de Mata y Juan Bautista de la Concepción. Concesión de Indulgencias a la Familia Trinitaria. Elementos Prácticos.
P. Javier Carnerero, Postulador General
Se trata de realizar un peregrinaje interior, de formación y oración, en el que podamos llenarnos de su mensaje común y distinto, para hacer nosotros una síntesis fiel y a la vez propia.
En el año 2013 se conmemoran dos fechas muy importantes para la historia de la Orden, el VIII centenario de la muerte de San Juan de Mata y el IV del óbito de San Juan Bautista de la Concepción.
Con vistas a este evento, la Orden ha pedido y obtenido de la Penitenciaria Apostólica un Año Jubilar que nos ayude a enmarcar todas las iniciativas que en cada Provincia, Instituto, Casa o Fraternidad laical puedan plantearse. Según se lee en el Decreto el Jubileo, comenzará el 17 de diciembre de 2013, fecha del VIII centenario de la muerte de fundador, y terminará el 14 de febrero de 2014, Fiesta del Reformador.
Como Año Jubilar es fundamentalmente un año de gracia, con el don de la indulgencia que se podrá lucrar en todas las iglesias y capillas de la Familia Trinitaria en los días que se celebran las principales fiestas de la Orden, y todos los
días en los lugares donde se conservan sus reliquias (Córdoba y Salamanca) o murió el santo (Santo Tomás in Formis, Roma). Esta concesión nos propone estos lugares sagrados como santuarios, un lugar de encuentro con Dios. Se nos invita a un peregrinaje, un camino que se hace con Dios y hacia Dios, un camino de encuentro, avanzando en la fe, progresando en la vida espiritual; un camino también de regreso, penitencial, de reencontrar ese primer amor tal vez olvidado o abandonado.
En la propia comunidad o fraternidad, la promulgación del Año Santo nos obliga a tomar en serio nuestra acogida. Para cada fiesta, debemos convocar a los posibles “peregrinos” espirituales, invitando a las celebraciones, a las catequesis, a la simple visita a la iglesia o capilla, incluso organizando verdaderas peregrinaciones, por ejemplo a los lugares más emblemáticos de los dos santos. Al llegar los peregrinos a estos lugares, no deben limitarse simplemente a entrar (lo que supone mantener los templos abiertos), sino poder encontrarse en oración con el Señor, y, entre otras cosas, acudir al sacramento de la reconciliación. Por otra parte, sería muy conveniente realizar una catequesis que facilite la comprensión del porqué de este camino, incluso con un itinerario que recorra todas las fiestas del año.
Se trata de un momento de encuentro con el Señor a través de la vida y testimonio de nuestros santos; este encuentro tiene como finalidad hacer eco o dejar un pozo en la vida de los peregrinos para que así ellos, después de haber dejado el santuario, lo rememoren en sus vidas. Por este motivo, cualquier material de factura sencilla (sobre la Orden y los santos, actividades, iniciativas, intenciones de oración, uso del Trisagio, etc) sería muy recomendable.
Se trata de realizar un peregrinaje interior, de formación y oración, en el que podamos llenarnos de su mensaje común y distinto, para hacer nosotros una síntesis fiel y a la vez propia. En esto cada Instituto, comunidad o fraternidad con el material que en común pueda prepararse desde la Orden, las jurisdicciones, o las distintas instituciones debe hacer su propio proyecto según sus posibilidades.
P. Javier Carnerero, Roma
Texto de una indulgencia concedida en el Siglo XVI.