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Eso es lo que los jóvenes se proponen alcanzar y vivir en las etapas de formación.
Ellos quieren tener un camino atractivo de seguimiento de Cristo, y entre nosotros, de Cristo glorificador del Padre y Redentor del hombre. Nuestra vida tiene que ser creíble para los jóvenes que llegan a nuestras casas, no podemos en la formación, hablar del pobre, del oprimido, del cautivo, si no sentimos con ellos y junto a ellos todas esas carencias que tienen. Nuestras casas tienen que ser casas abiertas todas las horas del día para los hermanos que necesitan de nosotros. Así fueron nuestros Santos, y solamente presentándoles la vida de ellos pero encarnada en nosotros tendrá fuerza, credibilidad y atractivo para los/as jóvenes en formación. Las palabras se las lleva el viento, el testimonio de vida permanece.
Me gustaría terminar diciendo que el Centenario se celebrase dentro de la sobriedad, austeridad y humildad que caracteriza a nuestra Orden. No olvidemos a nuestros destinatarios con grandezas y despilfarros, porque como decía nuestro Santo Reformador: “Quien al pobre pierde, perdido va”. No perdamos de vista esta consigna, fue valedera en su tiempo, para hoy y para todos los tiempos.
que nos exigen la Iglesia y la sociedad de nuestro tiempo. Son momentos para la identidad de nuestro ser y para la acción. ¿Qué mejor manera de hacerlo que celebrándolo en Familia? Esto forzosamente nos lleva a vivir el lema de la pasada Asamblea Intertrinitaria de Ávila, “Arraigados en Cristo, crecer en Familia”.
3. ¿Cómo presentar hoy estas dos figuras al mundo para que su mensaje sea más atrayente?
En primer lugar, creo que fundamentalmente, dándolas a conocer. Todos sabemos que, por diversas causas, nuestros santos no son muy conocidos.
Sería bueno un esfuerzo por parte de todos los Institutos y comunidades de la Familia para crear iniciativas y modos de hacer llegar el testimonio de nuestros Santos a todos los lugares y ambientes que nos fuera posible.
¿Cómo? Mostrándolos como modelos de entrega a Dios, a la Iglesia y al mundo. Hombres que siguiendo las huellas de Cristo Redentor vivieron para dar vida, esperanza y libertad.
Por supuesto que también, encarnándolos en nosotros, trinitarios y trinitarias del siglo XXI. Que por nuestra espiritualidad, gestos, palabras y silencios, se sienta interés por conocer nuestro origen.
4. ¿Cómo podríamos presentar estas dos figuras a los/as jóvenes en formación?
Sencillamente como iniciadores y portadores del espíritu y carisma trinitario, porque estos tres Santos reúnen en sus vidas y obras, a través de distintos aspectos, el amor trinitario de Dios.
Sor Teresita en la India con el Ministro General de la Orden y algunas hermanas trinitarias de Madrid