Comunion Revista Comunion nº 19 - 2012 | Page 7

Ho passato 8 anni ad Anosibe An’Ala. Là ho costruito una sala parrocchiale e una casa per i catechisti, un edificio di 30 metri. Visto questo successo edilizio i superiori mi hanno chiamato a dirigere la costruzione del Tempio alla Trinità a Moramanga.

Nel 1981 fui chiamato nella Capitale come Superiore, Delegato Generale e Maestro dei giovani chierici. Ma, appena due anni dopo, sono stato coinvolto a operare nelle carceri di Antananarivo come cappellano.

Nei primi tempi la mia azione era solo a carattere religioso e spirituale. Negli ultimi anni abbiamo lavorato nel campo giuridico a difesa dei diritti umani, tanto che sono stato fatto membro della prima Commissione nazionale dei diritti umani del Madagascar, unico non malgascio.

L’attività delle carceri, che proprio non pensavo di fare, mi ha preso più di tutto, non per bravura mia, ma perché un insieme di circostanze e di persone provvidenziali che si sono associate a collaborare, hanno fatto sviluppare un organismo multifunzionale l’ACP (Aumônerie Catholic des Prisons) a favore dei carcerati, delle loro famiglie, specialmente dei figli e dei ex detenuti, ecc.

Confrontando l’opera sorta e le mie limitate capacità ho capito il grande Amore di Dio-Trinità per la sofferenza disumana, atroce, ingiusta a cui erano sottoposte tante persone che per la maggior parte avevano la sola colpa di essere poveri. Un’opera carismatica trinitaria riconosciuta da tutti i vescovi locali.

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buscando en la creatividad y el compartir comunitario, responder de la mejor manera a los desafíos que se nos presentan. Como Trinitarios tenemos algo que decir en la sociedad en que nos encontramos. No nos podemos conformar con la Pastoral del mantenimiento, si queremos seguir siendo significativos. Para ello necesitamos ser audaces y valientes a la hora de ir dando pasos. Hay vida en el Vicariato, todos de una manera u otra van aportando lo mejor, con una mirada joven que nos mantiene en movimiento y con una perspectiva de futuro alentadora y gratificante. Nadie esta demás y vamos aprendiendo a sacar de lo antiguo y lo nuevo. Surge de todo esto, una llamada a concretar en Obras (Servicio Trinitario-Redentor) y lenguaje (formas de comunicarnos), maneras nuevas de ser y

estar en América Latina. La añoranza y la nostalgia, nos pueden paralizar y frenar, frente a las iniciativas que vayan surgiendo, en el caminar acompañando al pueblo en su vivir y sentir.

Hoy la realidad nos pide ser auténticos y arriesgados, y nuestra gente nos quiere libres y cercanos, optimistas y llenos de esperanza en que un mundo nuevo es posible. Estamos llamados a “soñar el Vicariato que queremos y a vivir lo que soñamos”.

Dios Trinidad nos sigue confiando su Reino, la obra que quiere que hagamos juntos, en familia (Consagradas, Consagrados y Laicos) y llevemos a plenitud “que el hombre viva”. La pasión por el Reino no tiene límites y el Espíritu nos lleva por caminos insondables.

“Los milagros comienzan a suceder cuando se das más energía a tus sueños que a tus

miedos”. Para esto, hace falta dejarnos llenar permanentemente de la fuerza del Espíritu, que nos lleva a vivir la experiencia de las relaciones trinitaria, en comunidades abiertas, con clima de confianza y libertad, cercanas y comprometidas con la gente que nos rodea y a quienes estamos llamados a servir, compartiendo la vida con sencillez y alegría.

¡Feliz día de la Santísima Trinidad! Que el Dios de la Vida, bendiga de manera abundante el caminar de cada uno de nosotros y nuestras comunidades, para que el mensaje que debemos trasmitir y nuestro estilo de vida, hagan creíble la presencia de Dios Amor, que se da de manera incondicional, buscando una vida digna para todos. Fraternamente.

Mensaje por la fiesta de la Santísima Trinidad del P. José Miguel Marengo, Vicario del Vicariato latinoamericano de España Sur