Comunion Revista Comunion nº 15 - 2012 | Page 8

...El Personaje

El niño Juanito fue creciendo en Laredo, hizo su primera comunión en la parroquia de nuestra Señora de la Asunción; por aquel entonces ya comenzaron a atraerle los asuntos de Dios y de la Iglesia. Fue un fiel monaguillo o acolito en su parroquia. Y así fue como sirviendo a Dios en el altar como acolito, se sintió llamado para ser sacerdote. Aquellos colores rojo y azul que veía en el hábito de los Trinitarios del Santuario de la Bien Aparecida, le llevaron con tan solo nueve años a acercarse a los Trinitarios e ingresar al aspirantado de Algorta, en Vizcaya.

Juanito se encontró con otros adolescentes que como él querían ser sacerdotes trinitarios. Juntos soñaron en consagrarse a Dios Trinidad, en ser un día sacerdotes de Cristo, en poder partir y compartir el cuerpo de Cristo con los pobres, enfermos y con todos los hombres y mujeres de la tierra.

“Soy discípulo en el noviciado del Venerable Félix de la Virgen”

Tenía el adolescente Juanito 16 años cuando en Algorta inició su noviciado. Siempre recordará aquel santo noviciado en el que tuvo de maestro a un santo maestro como era el P. Félix de la Virgen. El mismo P. Juan, hoy a sus 80 años, recuerda con cariño a su querido maestro de novicios:

“El P. Félix fue un modelo de vida religiosa en humildad, formador de religiosos y predicador de misiones populares. Muchos de nosotros le recordamos como un religioso piadoso, obediente, inteligente y aplicado. «Quiero trabajar por mi santificación», era el compromiso que guiaba toda su vida. Recuerdo como sentí mucho su muerte y aquello que la gente decía: Ha muerto un santo”.

El padre Juan realizó sus estudios teológicos en la prestigiosa universidad Gregoriana de los Jesuitas en Roma en donde consiguió la licenciatura en Sagrada Escritura. En el año 1956 era ordenado sacerdote en la misma ciudad de Roma. En aquella inolvidable mañana, el P. Juan levanta su mirada al cielo y da gracias a Dios por haberle llamado a ser sacerdote. A partir de ese momento será pastor, maestro y guía del pueblo de Dios. Roma, Córdoba (España), Santiago de Chile, Lima, Buenos Aires, San Carlos de Ñuble (Chile), fueron los destinos del P. Juan Martínez a lo largo de sus 56 años de sacerdote trinitario.

Finalmente, es de destacar que de nuevo, en el año 2009, vuelve el P. Juan a Lima. Aquí se encuentra con su gran amigo el P. Rafael. De él aprendió que la Vida es Cristo, es apasionarse como sacerdote por la entrega a Dios y a los hombres. Es llevar el pan de la palabra y de la eucaristía, es visitar a los enfermos, es confesar y perdonar los pecados…

¡Felicidades y gracias Padre Juan por esos 80 años de humildad, silencio y trabajo al servicio de Dios, de la Iglesia y de la Orden Trinitaria!

Comunidad de PP. Trinitarios y Parroquia. Lima (Perú).

P. Juan Martínez,

80 años de silencio, trabajo y servicio

Hay hombres que por la vida pasan desapercibidos… Hombres callados y silenciosos que hablan con su propio silencio y testimonio. El P. Juan Martínez, con sus 80 años, que cumple el día 10 de mayo, es uno de estos religiosos trinitarios humildes, sencillos, servidores de Dios y servidores de los hombres.

Era el 10 de mayo de 1932 cuando en el norte de España, en una ciudad marítima llamada Laredo, nacía un niño al que sus padres le pusieron el nombre de Juan. Fue creciendo en una familia cristiana impregnada del espíritu de Dios y del amor y devoción a la Virgen de la Bien Aparecida, patrona de Santander. La familia Martínez era una familia unida que rezaba el rosario, asistía a la santa misa y cumplía con sus deberes religiosos. Una familia humilde de pescadores de la que hoy recuerda el mismo P. Juan:

“Mi padre era pescador y salía todos los días y noches a pescar en aquellos destartalados botes… Cuando se iba mi padre, nos quedábamos solos junto a nuestra madre. Yo veía a mi buena y santa madre, sufrir y llorar rezando juntos por mi padre, cuando a veces pasaban días y noches pescando en alta mar”.

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