por la gracia de Dios misericordioso entra en el camino de la penitencia, vuelve al Padre que nos amó primero (1 Jn 4, 19), a Cristo que se entregó a sí mismo por nosotros (cf Gal 2, 26) y al Espíritu Santo que ha sido derramado en abundancia sobre nosotros” .
El recién estrenado Manual de la Orden Trinitaria (en vigor desde el 8 de Abril de 2012), citando el Ritual de la Penitencia de la Iglesia (Praen. 70 y 72) nos facilita algunas indicaciones para promover e incentivar el don de la Reconciliación en fidelidad a nuestros orígenes y tradición: “Es conveniente que en comunidad se realicen celebraciones comunitarias del sacramento de la penitencia dado que ello permite una mejor valoración de la experiencia del pecado y de la reconciliación, la celebración más completa de la Palabra de Dios y la importancia de la oración común, de la súplica y de la acción de gracias, que manifiestan la acción eclesial sin menoscabar el elemento personalizador de la confesión individual (Ritual de la Penitencia, Praen. 70)” . “Ello es especialmente indicado para el comienzo de los tiempos fuertes, la preparación de una especial solemnidad, los días dedicados a retiro o ejercicios espirituales, etc. Pero también pueden programarse regularmente de forma que puedan alimentar la vida sacramental de la comunidad (Ritual de la Penitencia, Praen. 72)” .
Llamados a disfrutar la gracia jubilar
Desde el texto y el espíritu de la Regla Trinitaria (17/12/1198), siguiendo el testimonio del Fundador, San Juan de Mata, el sacramento de la Reconciliación, posee su propia valencia trinitaria-redentora aplicable a todos sus hijos (religiosos, religiosas y laicos) y que revierte en la misión liberadora en favor de los destinatarios de su propio carisma. Damos gracias con San Juan de Mata, a la Santísima Trinidad, por el don de este sacramento que tanto facilita la vivencia y puesta en práctica de nuestro carisma trinitario-redentor.
El Año Jubilar nos lo concede la Iglesia para reavivar la llama de nuestro carisma, según San Juan de Mata y San Juan Bautista de la Concepción. Una de las gracias especiales que podemos disfrutar, durante este tiempo privilegiado, son las Indulgencias. Para obtener la indulgencia plenaria son necesarias tres condiciones: la confesión sacramental, la comunión eucarística y la oración por las intenciones del Santo Padre. La indulgencia plenaria puede aplicarse también por los fieles difuntos. La gracia del Jubileo se puede obtener todos los días del Año Jubilar en las Iglesias Trinitarias de Salamanca, de Córdoba y de Santo Tomás in Formis (Roma); en las Iglesias y Capillas de la Familia Trinitaria en los días de la apertura y clausura del Año Jubileo y en las más importantes fiestas de la Orden, y también en otros lugares sagrados acordados por el Ordinario Diocesano. Además, los que por causa de edad avanzada, los enfermos que no pueden participar en las solemnidades, ni peregrinar, pueden unirse espiritualmente ofreciendo sus sufrimientos, siempre cumpliendo las tres condiciones acostumbradas .
Los jubileos programados durante los Centenarios (17/XII/2012-14/II/2014) son tiempo propicio, según la tradición de la Iglesia y en la Orden, para atraer a las personas a disfrutar de la gracia jubilar (las indulgencias), a confesarse, comulgar y orar por el Santo Padre, preparando una especie de triduo a cada fiesta de la Orden, como hacían los mártires de Argel, grandes apóstoles de la confesión, que además gozaron de facultades casi apostólicas para reconciliar a los cautivos.
plenaria puede aplicarse también por los fieles difuntos. La gracia del Jubileo se puede obtener todos los días del Año Jubilar en las Iglesias Trinitarias de Salamanca, de Córdoba y de Santo Tomás in Formis (Roma); en las Iglesias y Capillas de la Familia Trinitaria en los días de la apertura y clausura del Año Jubileo y en las más importantes fiestas de la Orden, y también en otros lugares sagrados acordados por el Ordinario Diocesano. Además, los que por causa de edad avanzada, los enfermos que no pueden participar en las solemnidades, ni peregrinar, pueden unirse espiritualmente ofreciendo sus sufrimientos, siempre cumpliendo las tres condiciones acostumbradas .
Los jubileos programados durante los Centenarios (17/XII/2012-14/II/2014) son tiempo propicio, según la tradición de la Iglesia y en la Orden, para atraer a las personas a disfrutar de la gracia jubilar (las indulgencias), a confesarse, comulgar y orar por el Santo Padre, preparando una especie de triduo a cada fiesta de la Orden, como hacían los mártires de Argel, grandes apóstoles de la confesión, que además gozaron de facultades casi apostólicas para reconciliar a los cautivos.