...Herencia y Expectativas. Teresa Rabitti
6
tiempos: hemos sentido y acogido el grito lanzado por la humanidad sufriente; hemos compartido nuestra misión, que es de todos y de cada uno de nosotros; estamos convencidos de que en la base de nuestro ser trinitarios debe existir un serio programa de formación permanente compartida y después, solamente después, podemos pasar de una fe cuidada y profundizada a la acción coherente que puede gozar de la contribución de todos, en todos los sitios y de todas las formas.
Hemos regresado de esta bellísima experiencia más convencidos, más maduros, más disponibles. Nuestra Familia ha tenido la satisfacción de ver a muchos jóvenes que han vivido la alegría de haber sido bien acogidos, considerados y también cargados de expectativas, a las que quieren responder con entusiasmo. Ellos son la parte más delicada de nuestras futuras esperanzas, son la conquista más ambicionada. Para ellos, nuestras puertas y nuestros brazos están ya abiertos. A ellos será dirigida la Pastoral Juvenil conjunta.
Entre las indicaciones de programas concretos para la Familia Trinitaria encontramos, con el recurso a la ayuda del Espíritu, encuentros frecuentes de formación común; obras carismáticas en la “misión compartida”, apoyo al SIT (Solidaridad Internacional Trinitaria)
que señala y socorre con solicitud y proyectos las urgencias de la actual persecución religiosa y otros espacios que requieren intervención. La Orden es requerida para prepararse y estar dispuesta; los Institutos Religiosos femeninos han abierto su inteligencia y su corazón con toda la fuerza y delicadeza femeninas; el Laicado Trinitario está abriéndose caminos para desarrollar su rol secular en nuestra sociedad descristianizada.
El COPEFAT, el importante y crucial Consejo Permanente de la Familia Trinitaria, ha recogido también la indicación del “intercambio de experiencias de vida y misión” para incrementar la participación en el mismo carisma, en la única misión que se mueve dentro de distintas realidades (sociedad, cultura, historia de cada institución). Nuestra Familia Trinitaria se servirá todavía más y mejor de los medios de comunicación modernos, especialmente internet, a los que todos nosotros debemos esforzarnos por acceder y ofrecer nuestra aportación, informando sobre actividades, obras, eventos, iniciativas, aún de modesta entidad, signos tangibles de testimonio que animan y comprometen.
La Familia Trinitaria ha comenzado una renovada etapa de su importante camino plurisecular: debemos y queremos dar a este primer siglo del tercer milenio un testimonio fuerte, elevando el espíritu siempre más, si queremos conseguir progreso y resultados según las expectativas de la Madre Iglesia, que mira con confianza a la Familia Trinitaria, porción del Reino cuidado y redimido por nuestro amado Salvador, Rey glorioso en su Resurrección, en nuestra resurrección, para el rescate y la salvación de toda la humanidad.
Intervención de A. Botana