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JOHN FISHER
1801-1806
1806-1816
1816-1821
1821-1824
AVILÉS Y DEL FIERRO, GABRIEL DE (MARQUÉS DE AVILÉS)
ABASCAL Y SOUZA, JOSÉ FERNANDO DE (MARQUÉS DE
LA CONCORDIA)
PEZUELA Y SÁNCHEZ MUÑOZ DE VELASCO, JOAQUÍN DE
LA (MARQUÉS DE VILUMA)
LA SERNA Y HINOJOSA, JOSÉ DE (CONDE DE LOS ANDES)
PORTOCARRERO (1636-1705)1
Este virrey no sólo llegó a gobernar bajo ambas dinastías, la Habsburgo y
la Borbón, sino que su carrera además reflejó la moribunda tradición de
que el Perú era un virreinato más importante que el de Nueva España,
pues fue virrey de México durante dos años antes de ser transferido a
Lima. Los primeros años de su carrera militar comprendieron el servicio
activo en Flandes (en donde perdió un brazo), Sicilia, Cataluña (fue herido
en 1665 en la batalla de Villaviciosa) y Portugal. Portocarrero dedicó
buena parte del tiempo y los recursos a la reconstrucción de Lima, a la
que encontró en ruinas debido al terremoto de 1687. Otro importante
motivo de preo cupación fue la resolución de los problemas laborales de
Potosí, a los que hizo frente de modo típicamente habsburgo, desmontando
las reformas estructurales de su controvertido predecesor, el duque de la
Palata, con la esperanza de conservar las simpatías de los criollos sin
desatar la resistencia india. La primera década de su gobierno coincidió
con una fuerte actividad de corsarios y contrabandistas franceses e ingleses
en el Pacífico, a la cual apenas si respondió mejorando las fortificaciones
del Callao. Los franceses en realidad habían conseguido acceder legalmente
a los puertos peruanos en 1704, después de presionar a Felipe V para que
respondiera a los intereses dinásticos, en oposición a los nacionales. En
principio se acordó ya en 1695 que el virrey podía regresar a España, pero
varios de los sucesores nombrados sufrieron una serie de accidentes/
enfermedades y al final Portocarrero falleció en Lima en setiembre de
1705, después de varios años de relativa inactividad. El ambiente general
de indolencia persistió durante dos años más, al caer el mando interino
en manos del presidente de la Audiencia en tanto llegaba a Lima el
nuevo virrey, el marqués de Castelldosríus, a mediados de 1707.
1.
Vargas Ugarte, Historia general, 4: pp. 11-34, 40-45.
LOS VIRREYES DEL PERÚ EN EL PERIODO BORBÓNICO
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OMS (1659-1710)2
Dice mucho de la relativa falta de importancia que el gobierno de Oms,
primer marqués de Castelldosríus, tuvo para el Perú, que se le conozca
más por las circunstancias que llevaron a su nombramiento que por lo
que hiciera en Lima. Su fama se deriva principalmente de que como
precoz embajador español en la corte de Luis XIV (ya antes lo había sido
en Lisboa), en 1700 le cupo a él informar la muerte de Carlos II al monarca
francés, y la subsiguiente transferencia de la Corona española a Felipe de
Anjou (Felipe V). Sea apócrifo o no su supuesto comentario en aquella
portentosa ocasión —“Señor, desde este momento no hay Pirineos”—, sí
pareciera que el nuevo rey tomó la decisión de nombrarle virrey del Perú
(en 1704) como consecuencia directa del pedido que su abuelo le hiciera
de que nombrara a personas francófilas en los puestos más altos de la
administración imperial.3 Otro factor adicional podría haber sido el deseo
de atraer la influyente opinión catalana en favor de la dinastía borbónica,
pues en términos generales ésta se inclinaba en favor del pretendiente
rival, el archiduque Carlos de Austria.4
Oms recién partió a América en 1706 y no ingresó a Lima hasta julio
de 1707; para ese entonces su predecesor (Monclova) había fallecido.
Aunque sus influencias en la corte hicieron que se suspendiera la decisión
tomada en abril de 1709 de retirarle del cargo, falleció en él un año
después, en abril de 1710, después de haber gobernado menos de tres
años. Durante este breve lapso adquirió considerable notoriedad no sólo
por permitir el contrabando, sobre todo de navíos franceses, sino por
involucrarse en él para beneficiarse personalmente. Otros cargos frecuentemente hechos en contra suya incluyen el nepotismo y la inmoralidad
sexual, cuyo reverso incluyó la promoción de las actividades culturales y
teatrales (al estilo de Versalles), buena parte de las cuales tuvieron como
centro la academia literaria que él estableciera en el palacio virreinal. Su
comportamiento muestra claramente que en el corto plazo, el cambio de
dinastía ocurrido en Madrid en 1700 tuvo poco impacto sobre la calidad
2.
Vargas Ugarte, Historia general, 4: pp. 73-90.
3.
Walker, Spanish Politics, p. 36.
4.
Para mayor información sobre sus vínculos catalanes véase Lohmann Villena, Tres
catalanes.