compilado1erdiplomado Compilado del 1er Diplomado AC UCV | Page 87
COCINAS REGIONALES
CARACAS KM 0
La primera vez que visité la Hacienda San José de Los Dos Caminos, me sedujo la idea de que en mi ciudad
conviviera lo rural y lo urbano de una manera tan natural y un poco subterránea. Subterránea no solo por lo que esta
gente hace crecer bajo tierra, sino porque es una información que muchos no conocen a pesar de que están ahí, frente
al Museo del Transporte, con las puertas abiertas para todo el que decida asomarse.
Cada vez caminamos más apresurados, cada vez más distraídos. Vivimos la ciudad sin detenernos y vamos
cediendo los espacios al concreto y los carros, a las rejas y el cerco eléctrico. No es para excusarnos, pero la ciudad y
sus rutinas se lo van “comiendo” todo y hacer una jalea con los mangos que recogimos en la calle, sembrar malojillo
en el jardín, recoger las granadas de la mata del vecino, son cosa de otros tiempos.
Y es que Caracas era hasta hace muy poco un verde valle colmado de Haciendas por todos lados. No han pasado
todavía 50 años desde que la última de las haciendas cafetaleras resultara expropiada por el Estado y convertida en la
“pujante” zona industrial de La Urbina.
En su libro “Vida de Hacienda en Venezuela” (Lovera, 2009) el historiador, José Rafael Lovera, analiza los datos
que existen sobre la proporción de población urbana-rural en Venezuela desde 1700 a 1971 y señala lo siguiente: “No
fue sino hasta 1951 cuando comenzó la población urbana a superar a la rural, llegando en 1971 la primera a un setenta
y cinco por ciento, mientras que la segunda, se encontraba reducida al veinticinco por ciento. Había desaparecido la
Venezuela agraria que venía decayendo vertiginosamente desde mediados del siglo XX con el consecuente decaimiento
de la Hacienda”.
Algunos restos de nuestro pasado agrícola, todavía están regados por la ciudad.
Muchos de nuestros barrios y urbanizaciones conservan los nombres de las Haciendas que hasta hace poco
sembraban caña, café, tabaco y por supuesto, cacao. Algunas urbanizaciones tienen nombres de árboles, e frutas e
incluso Caracas, el vocablo indígena que puso nombre a nuestra ciudad, hace referencia a una yerba comestible.
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