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FORMALIZAR PARA CRECER Y VIVIR SEGUROS 21
PARTE III
Los Héroes que ganaron la guerra a Sendero
en Lima
Como mencionamos al principio, los peruanos que se
quedaron en las zonas rurales querían modernizar sus
formas tradicionales de producir y por ello fueron cas-
tigados por SL, a quien tuvieron que combatir militar-
mente.
En la ciudades, SL aplicó una estrategia distinta: en lu-
gar de agredir a los migrantes militarmente, intentó pri-
mero convencer a intelectuales, estudiantes y dirigentes
populares que las elites capitalistas nunca iban a dejar
entrar al sector informal dentro de “su muro”, pues su
objetivo era concentrar el poder. Además, la economía
de mercado iba en contra de su cultura, afirmaban. La
única manera de que la revolución industrial pudiera
prosperar y ser justa sería bajo el liderazgo del PCP Sen-
dero Luminoso, decían.
Y bien mirado, no dejaba de ser un argumento convin-
cente porque efectivamente, los migrantes llegaron a
las ciudades y se encontraron con un ambiente hostil:
la legalidad imperante no los dejaba entrar, por lo que
tuvieron que crear sus propios espacios.
Sin embargo, las teorías de SL iban en contra de lo que
descubrimos en nuestras investigaciones: los informa-
les eran una clase empresarial que sí quería trabajar
dentro del sistema. Nosotros no los veíamos como un
problema; funcionaban pero informalmente. La razón
de su informalidad era que el sistema no tenía puertas
de entrada para gente de bajos ingresos. Ellos mismos
estaban haciendo sus puertas. No era un problema cul-
tural, sino un problema de cómo abrir más rápido y me-
jor estas puertas.
Por eso enfrenté a Sendero. Tomando como base las
investigaciones que habíamos iniciado, decidimos des-
cubrir dónde estaban las posibles puertas, viendo por
donde el sector informal estaba “taladrando” el muro.
Con esta información, probamos que estas puertas se
podían construir y abrir de par en par siguiendo la hue-
lla que el sector informal estaba dejando. El enorme “ta-
ladro” ya estaba perforando el muro muy lentamente,
desordenadamente y con mucho sufrimiento. Nuestra
misión era encontrar las puertas, construirlas donde no
las había y finalmente, abrirlas.
Para facilitar la comprensión de cuál fue nuestro trabajo,
he descrito en la siguiente infografía #2 cómo hicimos
para cerciorarnos de que el muro se podía efectivamen-
te atravesar y que se podían construir y abrir puertas. Y
funcionó, pues abrimos las puertas que fueron cruzadas
por millones de peruanos.
En el eje horizontal de la infografía se mide el tiempo; en
el eje vertical se muestra la evolución del PBI per cápi-
ta. Esta infografía se ha ordenado en cinco columnas en
números romanos con los siguientes títulos: COLUM-
NA I. Las 5 puertas que debían abrirse para permitir la
entrada de los migrantes; COLUMNA II. Los mecanis-
mos que hubo que crear para que el pueblo informe qué
puertas estaban cerradas; COLUMNA III. El resultado
de haber abierto las puertas al mercado nacional; CO-
LUMNA IV. Las puertas que hubo que abrir para in-
gresar al sistema financiero internacional (en paralelo
a las del mercado nacional); COLUMNA V. Las puertas
se siguen abriendo.
Columna I
Las 5 puertas que debían abrirse para
permitir la entrada de los migrantes
La razón por la cual nadie se fijaba en que había que
abrir puertas para los informales se fundaba en dos
diagnósticos de la informalidad que fueron sumamente
influyentes en su momento. Uno era el punto de vista de
la oficina latinoamericana de la Organización Interna-
cional del Trabajo (OIT-PREALC), que clasificaba a los
informales como “proletarios y técnicos de bajo nivel,
que eran improductivos, desempleados y sin futuro” y
que según ellos, no necesitaban puertas pues no eran
empresarios.
Y el otro fue, el punto de vista propuesto por el influ-
yente antropólogo José Matos Mar, que reducía la in-
formalidad a una cuestión étnico-cultural, al percibir la
informalidad como una rebelión andina radical en con-
tra de la manera “oficial” de hacer las cosas, en contra
del “circuito social”.