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“Con relativa frecuencia, la dinámica de la vida contemporánea nos enfrenta a situaciones en las que una buena redacción es una condición inexcusable: la correspondencia de índole social o familiar, la redacción de informes o circulares de trabajo, las pruebas de selección de personal o la necesidad íntima de plasmar nuestras inquietudes y sensaciones en un diario” (Serra, 2004, p.11).

Sin embargo, para muchos, escribir se ha vuelto una decisión temible: es saltar al vacío. En ocasiones, las deficiencias formativas y lingüísticas son tan palpables que el problema no es escribir con faltas de ortografía sino simplemente no escribir. La inseguridad de no hacerlo bien desencadena en fobias tan poco comunes como la grafofobia (fobia a escribir). Pero para no llevar este fenómeno a los extremos, aterricemos en la realidad tal cual como lo hace Serra (2004) cuando relaciona la mala ortografía, redacción, concordancia y coherencia de los textos, con la educación que se imparte en los colegios y universidades respecto a este tema.

“Se enseña lengua y literatura, en lugar de estimular el gusto por leer, hablar o escribir. Tampoco se insiste mucho en el campo de la escritura creativa ni se espolea la imaginación de los niños” (Serra, 2004, p.21).

La práctica

Escribir bien termina siendo una decisión muy personal. Decisión porque cada uno debe preguntarse si realmente le importa mejorar en este campo, y siendo así ponerse ‘manos a la obra’. Dicen que escribir es un arte y, claro, no todos tienen la habilidad ni

la creatividad para hacerlo, pero más que un arte, escribir también es una disciplina: disciplina como todas que requiere práctica.

Según Serra (2004) hay ciertos pasos a seguir para quien quiere que sus palabras sean tomadas en serio, en la web como en cualquier otro medio.

1. Planifique: desde una carta hasta un informe, una novela o un libro debe planearse. Qué quiero decir, cómo y para qué

2. Obtenga un buen diccionario:

además de la ortografía, el diccionario le da el significado de las palabras y otros ejemplos de uso. Podemos decir una misma cosa de maneras diferentes y que esto tenga la misma intención.

3. Compre un manual de estilo o libro de sinónimos: el primero le dirá cuáles son las principales reglas de la gramática, el segundo le dará un mundo de posibilidades. Cualquiera de los dos termina siendo esencial.

4. Compruebe y revise el texto: la idea es escribir sin usar el corrector ortográfico automático. Sin embargo, cuando termine su texto, active esta opción y sea consiente de los errores que le subraya. Después, vuelva a leerlo, pero esta vez en voz alta para hacer uso de las comas y puntos, como de acentuar las tildes. Posteriormente, comparta el texto con un amigo y pregúntele qué entendió. Si ha logrado su objetivo, puede sentirse orgulloso y gozar del status que hoy en día eso le puede proporcionar