En los últimos años, en aras de la reducción de costes y el guiño a la eficiencia energética, los motores de los Fórmula 1 han evolucionado desde los potentísimos V10 que empujaban a los coches en 2004, hasta los V6 turbo actuales con un complejo sistema de recuperación de energía asociado.
Si bien la aerodinámica se había erigido como el gran diferencial de las últimas temporadas de Fórmula 1, los motores han adoptado nuevamente un protagonismo que no tenían desde los años 90, marcando importantes diferencias entre los equipos. El motor que en 2014 mostró ser superior al resto fue el Mercedes, y los esfuerzos por igualar las cifras de potencia que habrán hecho esta pretemporada tanto Renault como Ferrari deberían apretar un poco más las prestaciones en este sentido. También en 2015 entra un nuevo fabricante de motores, Honda, que será el encargado de propulsar el McLaren que pilotará el español Fernando Alonso. Es previsible que el motor sufra de problemas de juventud la primera mitad de año, y la búsqueda de la fiabilidad será la prioridad para los japoneses.
Casi más importante que disponer de un buen motor de combustión, esta nueva Fórmula 1 premia especialmente a quien es capaz de recuperar energías residuales (fundamentalmente la energía cinética de las frenadas y la energía térmica que se escapa del motor) y las gestiona adecuadamente.
Los monoplazas disponen de dos motores eléctricos que inyectan la potencia adicional recuperada al eje trasero de los coches (los Fórmula 1 tienen tracción trasera, es decir, toda la potencia se descarga en las ruedas traseras). Esta recuperación en forma de potencia no debe entenderse únicamente como una potencia extra disponible, sino como un recurso que tienen los coches para gestionar eficientemente el combustible disponible para un carrera.
Por normativa, los coches deben completar la carrera con un máximo de 100 kg de combustible, por lo que la gestión energética que hacen las centralitas electrónicas del monoplaza son un elemento crítico en la regulación del consumo de combustible y la aportación de potencia: hay que ser capaz de tener la máxima potencia disponible con el mínimo consumo de combustible asociado.
.