Las madres son un detonante en
el mercado laboral y económico
La tasa de féminas empleadoras va en aumento, resultan ser una gran alternativa para en el
ámbito laboral pero que necesitan ser acreedoras de los beneficios como trabajador
Aunque en pleno siglo XXI se conserve con escasez
el modelo tradicional de la familia como: Hombre-
proveedor; mujer-ama de casa, en la actualidad estos
roles han ido cambiando y son las féminas, en muchos
casos, quienes han encabezado su hogar, cambiando
por completo el rol.
Fenómeno que ha descompensado la relación entre
trabajo y familia. Sin embargo, este desequilibrio
refuerza las desigualdades socioeconómicas y de
género: quienes tienen más recursos disponen de un
mayor acceso a servicios de apoyo y cuidados de calidad
y, por ende, a mejores oportunidades de desarrollo.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) y del
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD), señala en el documento: “Trabajo decente
y cuidado compartito: hacia una propuesta de
parentalidad”, que es imprescindible reconocer y
visualizar el valor del trabajo doméstico y el implicado
esfuerzo privado hecho desde los hogares.
Esto nos lleva a un mayor desafío, ya que el trabajo
realizado en los hogares, se convierte en una traba
para acceder al empleo remunerado. Siendo uno de los
argumentos frecuentes que justifican la preferencia de
contratar trabajadores por sobre las trabajadoras es el
supuesto mayor costo laboral de las mujeres, asociado
a la protección de la maternidad y los servicios de
cuidado infantil.
Esto es un mito, ya que se ha comprobado que
esos costos monetarios son muy reducidos para el
empleador. De acuerdo a estudios, afirman que dichos
costos representan menos del 2% de la remuneración
bruta mensual de
las mujeres.
Una de las razones para que esos costos sean tan
reducidos para los empleadores son de orden
demográfico: la incidencia de asalariadas embarazadas
al año es de 2.8% en Argentina; 3% en Brasil; 4.5% en
Chile; 5.9% en Uruguay, y 7.5% en México, siendo este
de las más altas.
La segunda razón, y la principal, es el carácter de
la legislación laboral que establece que los costos
monetarios asociados a la licencia por maternidad
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no son financiados directamente por el empleador,
sino por fondos públicos (en el caso de Chile) y por
los sistemas de seguridad social (en Argentina, Brasil,
México y Uruguay).
Otra de las razones porque las que deben emplear a
las mujeres es porque mejoran la productividad, se
adaptan mejor a los cambios y constituyen una fuerza
laboral más estable.
Más del 40% de la Población Económicamente Activa,
lo conforman la tasa de mujeres, que cada vez va en
aumento, sin que a nivel nacional el ámbito laboral siga
representando un reto para las mujeres.