Pública (SEP) inició desde el 23 de marzo, el programa
Aprende en Casa por TV y en Línea, para que los
alumnos tengan una opción de aprendizaje durante
la suspensión de actividades escolares.
Pero entre todas estas iniciativas, surge la
preocupación y el mayor desafío para el sistema
educativo que son las miles de familias mexicanas que
no cuentan con acceso a Internet o algún dispositivo
electrónico que les permita tomar las clases en línea.
Por ello, la misma SEP señaló que está creando
espacios por radio y campañas para distribuir
cuadernillos de actividades para que la educación no
se vea interrumpida por cuestiones tecnológicas.
La pregunta que permea aquí es, ¿será esto suficiente
para llenar todos los vacíos que estas instituciones
dejan?
Cabe recordar que la escuela no solo es un sitio para
promover la educación, sino que también ofrece a
millones de niños y niñas alimentación, así como les
da certeza a los padres de tener en un entorno seguro
a sus hijos mientras trabajan. El contar con este nuevo
método de enseñanza desde casa, condiciona a las
familias, en especial a las madres, a nuevas tareas y
mayores restricciones en caso de que estas tengan
que hacer frente a las obligaciones laborales.
Esto no solo pone en riesgo la estabilidad laboral
de los padres, que de por sí ya es crítica en estos
puntos de la crisis, sino que también condiciona el
rendimiento escolar de los niños y, en los estratos
más vulnerables, incrementan las tensiones dando
paso a la violencia doméstica, uno de los principales
problemas en el país.
Maestros, piezas clave para la nueva forma de
educación
Los profesores son el acompañamiento ideal para el
aprendizaje; sin embargo, también ellos se enfrentan a
problemas cruciales, desde la adaptación de los cursos
que les obliga a explotar su creatividad pedagógica
hasta la carencia de habilidades ante las tecnologías.
Aunque, si bien, los docentes han sabido adaptarse
en la mayoría de los casos, el reto aún sigue vigente,
por lo que, ante este panorama, se estima que será
indispensable que, para el ciclo escolar 2020-2021
los profesores se integren a los mismos grupos para
evaluar las carencias de aprendizaje de los alumnos
que dejaron de ver la primera mitad del año e integrar
jornadas ampliadas en las escuelas.
El nuevo ciclo escolar tendría una etapa de
reforzamiento de conocimientos y nivelación, en caso
de necesitarlo.
Aunque se espera que el regreso a clases presenciales
sea en agosto, todavía no se puede garantizar que
suceda de tal manera, pues todo dependerá del
estatus de los semáforos epidemiológicos de cada
región.
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