Febrero, mes del marketing del
amor
Tal como los regalos en San Valentín, las marcas deben posicionarse en el corazón de los
consumidores, pero algunas veces, la publicidad tradicional no es suficiente para lograrlo
El día de San Valentín es una de las festividades
que más conviene para los consumidores y
marcas, debido a su carácter comercial. Por ello,
es común encontrar mayor impacto mediático por
competidores que buscan, como Cupido, flechar el
corazón de los clientes. Y es que desde que inicia
el año, muchas marcas de productos de consumo
y servicios ligan sus promociones al 14 de febrero,
siendo precisamente este día, el que representa
para muchas empresas un momento importante de
ingresos.
Tan sólo el año pasado, la Cámara Nacional de
Comercio habló de una derrama económica de
mil 902 millones de pesos sólo en San Valentín,
superando así al año anterior. Se estima que el
gasto promedio en regalos sea entre 600 y mil 507
pesos. ¿Qué es lo que sucede con el consumidor en
esta fecha y porqué destina un alto porcentaje de
sus ingresos? Esto se resume en la conexión que las
marcas logren establecer con su sector.
Pero esto no se limita a lo emocional o físico, el
estudio del comportamiento humano ha llegado al
punto en el que se ha comenzado a explotar cada
vez más una nueva rama: el neuromarketing.
El estudio de las emociones y sensaciones de las
personas se ha vuelto una actividad relevante,
generando que las cadenas comerciales aprovechen
esto para impulsar la venta de productos y servicios
en el punto de venta. Hoy las marcas prestan mayor
atención a los pequeños detalles en los hábitos de
consumo y patrones de compra de su target, pero
sobre todo en entender cómo funciona la parte
del cerebro que despierta estas sensaciones a la
hora de entrar en contacto con una marca. Por ello
es común encontrar tiendas departamentales con
aromas característicos o música agradable, mismos
que resultan un factor diferenciador y estimulo
mental para relacionar con la marca, y ¿por qué no?
incitar a comprar.
Lovemarks, una historia de amor con los
consumidores
Tocando estas estrategias, es imposible no
traer a cuento otro concepto en el mundo de la
mercadotecnia: la lovemark.
No es de sorprenderse que pocas marcas logren
generar en sus usuarios un vínculo de amor
incondicional, tal como Coca-Cola, el ejemplo
perfecto de una lovemark. Esta compañía, pionera
en este concepto, ha sabido tocar fibras sensibles
en los consumidores, posicionando su producto no
sólo en la mente sino en el corazón de la sociedad.
Sean o no compradores de este refresco, todos
saben qué es Coca-Cola, y esto es gracias a que esta
empresa ha sabido cómo relacionar su marca con
productos intangibles que distan de la industria
refresquera con éxito. Esto sólo ha sido para generar
engagement, amor y fidelidad por la marca.
Las lovemarks saben que la mayoría de nuestras
compras son fruto de decisiones impulsivas y que
estas derivan de los sentimientos. Así que aportan
una sensación agradable a su producto, misma que
el consumidor siente al comprar. Y aunque el amor
hacia una marca pareciese mágico o impensable, lo
cierto es que, con una estrategia de comunicación
bien planteada, amor y marca terminarán
relacionados como si fueran el mismo término. Sólo
deben tener cuidado con que el sentimiento no
sea demasiado abstracto porque, si no es claro, no
funcionará.
21 • @revistaclaseempresarial