foques innovadores y un nivel de colaboración sin
precedentes.
Hacerlo requiere una acción colectiva y colaborativa
y para cambiar las cosas, las marcas deben mirar más
allá de sus propios límites. Esto significa colaborar
con otras empresas de nueva creación, individuos, la
sociedad civil y los llamados competidores, para crear
conjuntamente un futuro más equitativo y sostenible
para todos.
La co-creación representa una importante oportu-
nidad de crecimiento para las marcas al incorporar
nuevas ideas, prácticas y hacer bien en el núcleo de su
negocio. Uno de los mejores ejemplos de co-creación
es Lego, que se ha asociado con Sesame Workshop
para ayudar a los niños refugiados de Rohingya y Siria
a aprender y sanar a través del juego.
Lego se está dando cuenta del propósito de su
marca al invertir $ 100 millones en el programa. Este
movimiento ayudará a Lego a ganar los corazones y
las mentes de una nueva generación de fanáticos, 87
años después de la creación de la compañía.
Para aprovechar todos los beneficios de la co-
creación, las marcas deben asegurarse de que
su nuevo proyecto o asociación refleje su propia
oferta como negocio. Encontrar el socio estratégico
adecuado ayudará a convertir una misión global en
una activación local, social y ambiental de base.
Lo que todo significa
Hacer el bien se ha convertido en la última ventaja
competitiva para las marcas en el siglo XXI. En un
mercado cada vez más superpoblado, la contribución
de su marca a la sociedad se convierte en el punto
decisivo de la diferencia para los consumidores.
El primer paso en el proceso es asegurarse de que no
está haciendo ningún daño. Una vez establecido, las
marcas pueden comenzar a hacer el bien adoptando
una mentalidad de colaboración y un enfoque a largo
plazo para la resolución de problemas.
En general, el activismo de marca alimentado
por un consumismo consciente va a cambiar
fundamentalmente la naturaleza de los negocios. La
escala y la profundidad del cambio son comparables
con el auge de la tecnología digital en los años 90 y
principios de los 2000. De manera similar, aquellos
que abrazan esta nueva realidad ganarán los
corazones y las mentes de una nueva generación de
consumidores.
Por otro lado, aquellos que no se adaptan corren el
riesgo de entrar en los anales de la irrelevancia, que
ya incluye una larga lista de marcas extintas. Al final,
como la mayoría de las cosas, la diferencia entre los
dos escenarios se reducirá al nivel de conversación
frente a la acción.
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