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Nosotros nos tardamos mucho en darnos cuenta de la capacidad de adaptación de los gatos. Al principio casi no salían de la kombi porque teníamos miedo de que se perdieran. Poco a poco, nos fuimos dando cuenta que nunca se van realmente lejos.
Si el lugar tiene perros o demasiada gente, coches, etc. bajan pero con la correa atada a la komi.
También, poco a poco, se han acostumbrado a obedecer. Casi por casualidad, se han acostumbrando a que cuando aplaudimos tienen que regresar a la kombi. Si eso no funciona, siempre está el recurso de hacer sonar la comida.
¿No se escapan?
El primer reto fue el movimiento constante de la kombi. Aunque los 3 habían cambiado de país varias veces, no estaban acostumbrados a viajar en coche. Uno de ellos – Nino- se adaptó muy rápido. Los otros dos se escondían en todo hueco que encontraban. Nuix tardó unas horas en hacerse la idea y Cachito pasó un par de días sin comer ni beber. Al tercer día ya se movía libremente por la kombi. Después de 15 meses de viaje sabemos que disfrutan de la vida de trotamundos.
Ahora, Nino va siempre de copiloto conmigo y Nuix y Cachito van sentados en el sofá de atrás la mayor parte del tiempo. Cuando necesitan un respiro empiezan a maullar y aprovechamos para estirar todos un poco las 16 patas.
teníamos miedo de que se perdieran. Poco a poco, nos fuimos dando cuenta que nunca se van realmente lejos.
Si el lugar tiene perros o demasiada gente, coches, etc. bajan pero con la correa atada a la komi.
También, poco a poco, se han acostumbrado a obedecer. Casi por casualidad, se han acostumbrando a que cuando aplaudimos tienen que regresar a la kombi. Si eso no funciona, siempre está el recurso de hacer sonar la comida.
Foto: XixoXanoLationamérica.com