haber quedado atrapadas en las
redes abandonadas y en diversidad
de plásticos.
Las que sobreviven sufren heridas
graves como mutilaciones, amputa-
ciones o asfixia. Otras arrastran de
por vida los restos de basura. Según
la investigación, que entrevistó a
106 expertos que rescataron y reha-
bilitaron tortugas varadas en 43
países, la basura marina es una ver-
dadera amenaza para las tortugas.
Según el documento, casi 1.000 tor-
tugas fueron encontradas en ese
estado, 5.5% enredadas, y 90.6%
muertas.
El 84% de los expertos consideró
que la presencia de plástico y el
riesgo de quedar enredadas ha dis-
minuido la población en ciertas
áreas. Según un consenso mayori-
tario entre los biólogos consultados
para el estudio, el material plástico
descartado por la pesca es una
mayor amenaza para las tortugas
marinas que la polución del aire, el
cambio climático y la explotación de
carne de tortuga.
Un peligro en aumento
Las tortugas jóvenes viajan en las
corrientes oceánicas a zonas donde
se concentra basura flotante y los
desechos que se convierten en
trampas ecológicas. Pero debido a
la mayor acumulación de plásticos
en los océanos, las tortugas también
se acostumbran a vivir cerca de los
residuos y pueden permanecer así
durante años.
Los científicos destacan que de las
seis especies de tortugas encontra-
das, la tortuga golfina (Lepidochelys
olivacea) es la especie que tiene
mayor probabilidad de quedar enre-
dada por su forma de anidar y las
zonas en las que se alimenta.
Tomado de El Espectador
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