CINEMATOGRÁFICA
STRATTON OAKMONT
El lobo de Wall Street de Martin Scorsese
por Ramiro Sonzini
Al igual que Why Don’t You Play in Hell? de
Sono Sion, la última película de Scorsese
comienza con un comercial de televisión, en este
caso uno que promociona a la firma Stratton
Oakmont. Aquí no se trata de combinar estilos y
géneros distintos, sino de establecer una referencia
narrativa y retórica fundamental para la película.
La secuencia que viene a continuación del
comercial es la presentación del personaje
principal, Jordan Belfort —fundador de Stratton
Oakmont—, pero hecha por él mismo, como si
fuera el presentador de un talk show de historias de
vida extraordinarias en el que él es el
homenajeado, hablando a cámara, dirigiéndose
directamente a nosotros, sus espectadores. Nos
muestra su empresa, su dinero, sus casas, su yate,
sus autos, su esposa. Su increíble adicción a las
drogas, las prostitutas y sobre todo su
incondicional y desenfrenado amor por el dinero.
La diferencia con la secuencia inicial es que este
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segmento no está filmado “como la tele”, aquí la
imagen se diferencia del formato televisivo en sus
cualidades plásticas: su textura, su formato, su
color; pero toma de la televisión su estructura
narrativa, la seguidilla de viñetas conectadas por la
voz en off de Jordan Belfort, el omnipresente
anfitrión del show que estamos por presenciar. Y
no sólo es anfitrión, sino también director de
orquesta (o de cine), al mando del aparato
productor de las imágenes que vemos. Esto
aparece de manera explícita en varios momentos
de la película, pero el primero ocurre en esta
escena de presentación en donde nos va contando
todas las cosas que tiene y cuando llega a su
Ferrari, vemos una roja y él dice: “¡No! ¡Mi Ferrari
era blanca como la de Miami Vice!” y
automáticamente la Ferrari cambia de color.
Luego de esta pequeña introducción, nuestro
anfitrión presenta el primer bloque de la película,
los orígenes, y vuelve unos 4 ó 5 años atrás para
contarnos cómo construyó su imperio. Scorsese
mira a través de los ojos del inocente Jordan el
funcionamiento de ese lugar salvaje que es Wall
Street, donde la agresividad es la regla y ganar