“EL PÚBLICO ES EL CENSOR
MÁS TERRIBLE”
El FICUNAM le dedicó este año una de sus retrospectivas a Otar Iosseliani, coronada con
esta charla que moderaron Edgardo Cozarinsky y el programador Sébastien Blayac, dentro
de las actividades especiales que junto con el Festival organiza la Cátedra Bergman de Cine
y Teatro de la UNAM. La conversación, que se presentó bajo el título “Una forma de estar
en el tiempo”, es una buena puerta de acceso al director georgiano y a su filmografía
encantada, pero también una excelente oportunidad para pensar la libertad en el cine y
disfrutar mientras Iosseliani prende el ventilador.
Jardines en otoño
Edgardo Cozarinsky: Para mí es un honor
presentar este diálogo con un gran cineasta al que
admiro desde hace mucho tiempo, Otar Iosseliani,
quien cuando yo estaba en Argentina, mi país de
origen, me hizo conocer desde lejos pero de una
manera muy conmovedora a Georgia. Entonces
quisiera pedirle que hablara de sus primeras
películas, Hojarasca, Había una vez un pájaro
cantor, que vi hace mucho tiempo en Buenos Aires
y me impresionaron muchísimo. Hay como en
todo cine dos cosas: por una parte la obra de arte y
por otra parte la representación de un país a través
de la obra de arte. Es para mí el caso de Georgia en
sus películas. ¿Podría hablarme de esas primeras
películas? ¿En qué circunstancias las realizó?
¿Cuál era el margen de independencia que un
artista georgiano tenía en el cine de aquel entonces
con respecto al régimen total de la Unión Soviética?
Otar Iosseliani: En primer lugar, hay que saber
que Georgia no es Rusia. Georgia es un antiguo
43