Los métodos psicológicos y sociológicos de los grandes pensadores de la administración se
complementan con nuevos enfoques asociados a la tecnología y la información en una sinergia sin
precedentes, aún no totalmente conceptualizada ni desarrollada que se conoce como Gestión del
Conocimiento.
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* En varias décadas atrás surgieron teorías administrativas como la Gestión de Calidad Total que
consolidan teorías como las del liderazgo y empowerment.
Esfuerzos aislados
El desarrollo de estos enfoques en diferentes países paulatinamente ha ido permeando la esfera
organizacional. Su adopción no constituye una tarea sencilla por cuanto las organizaciones requieren de
una cultura informacional y de políticas expresas de reconocimiento del papel de la información y el
conocimiento para el desarrollo organizacional.
Algunas organizaciones desarrollan y mantienen esfuerzos para el tratamiento de sus documentos. Sobre
todo, las organizaciones que tienen sus casas matrices en países desarrollados, tienen definidas
explícitamente sus políticas para el tratamiento documental, lo que constituye una obligatoriedad para
cualquier filial. Las PyMEs no necesariamente tienen la misma situación por su propia característica,
donde se intenta simplificar la actividad administrativa y no se potencia la aplicación de sistemas o
procedimientos que a priori pueden identificarse como sistemas “burocráticos” aún cuando su aplicación
proteja a estas organizaciones ante conflictos legales y proteja su imagen institucional.
La gestión de información no visualizada por muchas organizaciones como un enfoque que contribuye a
la elevación de la eficacia y eficiencia organizacional, así como al perfeccionamiento de la toma de
decisiones, ha tenido una presencia significativa en muchos países desarrollados, y en instituciones que
han contado con líderes capaces de visualizar la importancia de contar con la información que necesitan
en el momento oportuno.
Su piedra angular radica en el llamado “gestor de información”, profesional que se encarga de desarrollar
y mantener el sistema de gestión de información para esa organización en particular. Quiere esto decir
que con relación a esta, no hay recetas trasladables o calcables de una organización a otra. Cada
organización es única y sus requerimientos y condiciones para el manejo de información obligan a una
valoración particular y al desarrollo de mecanismos particulares para eso. La gestión de información eleva
los resultados organizacionales al permitir un desempeño en un orden superior de cualquier organización
o segmento de la misma, desde un salón de operaciones de un hospital hasta una institución de servicios,
de la producción o de la investigación/desarrollo. Ahora bien, su justificación no es tan sencilla como la
relativa a la gestión de documentos administrativo aunque el impacto de la misma pueda contribuir a
elevar los beneficios, la reducción de costos y la adecuada y acertada toma de decisiones. Es por eso que
el efecto demostrativo de la misma es lo que puede contribuir a su aceptación, pero antes hay que invertir
en la misma, cosa que no siempre ocurre. Ver para creer, dicen los ejecutivos, pero hay que tener
confianza en que los resultados se harán visibles a un corto plazo, aspecto que sin una cultura
informacional no es posible aspirar que ocurra.
Sin transitar estos caminos y ante la solución mágica que se promueve en la esfera empresarial, ha hecho
su entrada un nuevo enfoque al que se le ha llamado “gestión del conocimiento”. Desde el punto de vista
profesional, diferentes disciplinas declaran que éste es parte de las mismas. Así la administración, la
tecnología, las ciencias de la información, y otras declaran a la gestión del conocimiento como solución
mágica a la falta de eficacia y a los errores estratégicos vinculados al tratamiento inadecuado de la gestión
tecnológica, y la gestión de recursos humanos calificados. La gestión del conocimiento ha irrumpido
como la última moda o la solución para todos los problemas estratégicos y de falta de visión
organizacional.
Sería muy lamentable que una visión parcial y simplista provocara una reducción en la credibilidad de
estos enfoques. Cada uno de ellos cuenta con una base profesional sólida que obliga a su consecuente
aplicación en las organizaciones y sólo de esa forma es posible obtener resultados en su máxima
expresión.