● Persistencia de la agresión: En adición a lo mencionado en el párrafo anterior, una agresión publicada en Internet puede permanecer ahí para siempre. Por ejemplo, si una niña es victimizada por medio de imágenes que le fueron tomadas en el baño de la escuela, y que por lo tanto la humillan, estas imágenes podrían permanecer en la red incluso hasta cuando ella ya tenga sus propias hijas.
● Acceso ilimitado a las víctimas: En el bullying tradicional, un agresor sólo puede molestar a sus víctimas en los periodos de tiempo en que tiene acceso a ellas, por ejemplo, durante las horas de escuela o en el transporte escolar. En Internet, puede continuar sus agresiones las 24 horas del día, los 365 días del año.
● Miedo a reportar porque pierden su laptop o celular: Muchos niños asumen que si reportan un incidente en Internet a sus padres, éstos les retirarán sus computadoras, celulares, acceso a la red, etcétera, lo cual vale la pena aclarar que no resuelve los problemas.
● Desinhibición: El teórico anonimato que nos ofrecen las TIC libera conductas negativas que normalmente no veríamos en encuentros cara a cara. Hace sentir al usuario que “puede arrojar la piedra, y no tiene que esconder la mano”.