Chubasco en Primavera
De aquí resulta que el pueblo argentino es poeta por
carácter, por naturaleza. ¿Ni cómo ha de dejar de serlo,
cuando en medio de una tarde serena y apacible, una nube
torva y negra se levanta sin saber de dónde, se extiende so-
bre el cielo, mientras se cruzan dos palabras, y de repente,
el estampido del trueno anuncia la tormenta que deja frío
al viajero, y reteniendo el aliento, por temor de atraerse un
rayo de dos mil que caen en torno suyo?
Un chubasco pausado, alargado, sereno, en