Chubasco en Primavera Nº 11 | Page 39

antes de comenzarse a servirse la cena. - No madre, no está por ninguna parte. - Dice la señora Bertita que ella lo iba a tratar de ubicar. - Pero tiene que estar en algún lado. La mujer se ha dejado caer exhausta y des- animada sobre un antiguo sillón de mimbre que parece no terminar nunca de quejarse. Sólo las moscas llenan con sus monótonos murmullos la inmensa habitación. - ¿Y qué tiene que meterse ella es este asun- to?! Que se meta en sus cosas. Roberto es mi novio y yo sabré lo que hago con él. Dígale que no sea intrusa. El domingo por la mañana doña Rosa Ester ha amanecido especialmente animosa. Su traje de inmensas flores rojas y azul-violeta, parece realzar su aspecto. - Madre - dice la mujer después de un rato, extrayendo un documento de su cartera - Roberto Emilio Fuentes Zúniga murió hace más de 32 años, este es su certificado de de- función. La anciana coge el documento y se queda un largo rato observándolo. Luego, se pone de pie y se dirige a su dormitorio. Le- vantando la parte de la cabecera de su col- chón, extrae un enorme sobre con cartas y fotos que desparrama sobre la mesa del co- medor. - Madre - le dice Berta, haciendo una pausa para asegurarse que ella le pone atención - no le tengo muy buenas noticias La anciana se queda mirándola sin abando- nar una inexpresiva sonrisa - Hemos buscado por cielo y tierra y no lo he- mos podido encontrar. ¿A quién? Las dos mujeres comienzan una vez más a examinar aquellos manuscritos que por años han llenado el ambiente de palabras que hablan de imágenes de ternura, emociones, pasión y amor. - A Roberto Fuentes, pues madre. La anciana parece no haber escuchado. Tras un largo silencio se vuelve hacia su empleada y le dice: Tras un largo rato, la anciana se encamina a la ventana para perder su mirada en el vacío. - Yo ya le dije a esta mujer en donde lo podía encontrar. - Mañana lunes vas a ir a esperarlo. Él trabaja- ba en los talleres, así que mañana temprano sí que lo vas a encontrar - le dice a la mujer sin darse vueltas para hablarle. - Ha sido imposible encontrarlo...sencilla- mente no aparece por ninguna parte. - Hay que seguir buscando...ya van a comen- zar las festividades. 39