antes de comenzarse a servirse la cena. - No madre, no está por ninguna parte.
- Dice la señora Bertita que ella lo iba a tratar
de ubicar. - Pero tiene que estar en algún lado.
La mujer se ha dejado caer exhausta y des-
animada sobre un antiguo sillón de mimbre
que parece no terminar nunca de quejarse.
Sólo las moscas llenan con sus monótonos
murmullos la inmensa habitación.
- ¿Y qué tiene que meterse ella es este asun-
to?! Que se meta en sus cosas. Roberto es mi
novio y yo sabré lo que hago con él. Dígale
que no sea intrusa.
El domingo por la mañana doña Rosa Ester
ha amanecido especialmente animosa. Su
traje de inmensas flores rojas y azul-violeta,
parece realzar su aspecto.
- Madre - dice la mujer después de un rato,
extrayendo un documento de su cartera -
Roberto Emilio Fuentes Zúniga murió hace
más de 32 años, este es su certificado de de-
función. La anciana coge el documento y se
queda un largo rato observándolo. Luego, se
pone de pie y se dirige a su dormitorio. Le-
vantando la parte de la cabecera de su col-
chón, extrae un enorme sobre con cartas y
fotos que desparrama sobre la mesa del co-
medor.
- Madre - le dice Berta, haciendo una pausa
para asegurarse que ella le pone atención -
no le tengo muy buenas noticias
La anciana se queda mirándola sin abando-
nar una inexpresiva sonrisa
- Hemos buscado por cielo y tierra y no lo he-
mos podido encontrar. ¿A quién?
Las dos mujeres comienzan una vez más a
examinar aquellos manuscritos que por años
han llenado el ambiente de palabras que
hablan de imágenes de ternura, emociones,
pasión y amor.
- A Roberto Fuentes, pues madre.
La anciana parece no haber escuchado. Tras
un largo silencio se vuelve hacia su empleada
y le dice:
Tras un largo rato, la anciana se encamina a
la ventana para perder su mirada en el vacío.
- Yo ya le dije a esta mujer en donde lo podía
encontrar.
- Mañana lunes vas a ir a esperarlo. Él trabaja-
ba en los talleres, así que mañana temprano
sí que lo vas a encontrar - le dice a la mujer sin
darse vueltas para hablarle.
- Ha sido imposible encontrarlo...sencilla-
mente no aparece por ninguna parte.
- Hay que seguir buscando...ya van a comen-
zar las festividades.
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