AZULES COMO EL MAR
autor: Armando Aravena Arellano
- ¿Y no dijo Ud. recién, señora, que eran azu-
les? – pregunta la mujer solo por cortesía; el
diálogo habitual a esa hora de la mañana pa-
rece haberlo mecanizado.
La anciana no responde, camina unos pasos
y fija su mirada hacia el vacío que al fondo
encuentra la quieta imagen del mar, que los
gruesos muros de ladrillo han cedido al vano
de la ventana, dejando plena la contempla-
ción de la bahía.
- Si, más que celestes, creo que eran azules.
Pero no azules como el cielo. Eran azules co-
lor agua…color mar…como agua pero de ul-
tramar…del Índigo hablaba que sus compa-
ñeros le solían decir. Azul gris, azul verdoso...
como el mar, ya te advertí - dice y se queda
pensando.
¿Y a qué dice usted que podrá venir?
- Bah, te lo he dicho mil veces. Lo que pasa es
que no me pones atención.
- Sí, perdón – responde la mujer solo por cor-
tesía y porque no le interesa contrariar a la
mujer.
Viene a reunirse con sus amigos escritores del
ayuntamiento de Ferrol. ¿Acaso no sabes que
vivía metido en sus encuentros y tertulias?
- Ah, claro seguramente nunca los ha podido
olvidar.
- Escribió tantas veces acerca de las calles, las
iglesias, el puerto…
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