Chubasco en Primavera Nº 11 | Page 24

todos. Escribo sobre el feminismo porque mataron a una piba, escribo sobre la discri- minación porque agarraron senegaleses en la calle, ya sé, yo ya estoy, estás masturbando valores que ya tenemos. Y estamos acá en un centro cultural, todos estamos pensando más o menos lo mismo, nunca vi un macrista en un centro cultural, entonces, cómo me venís a contar esto que yo ya lo sé. A mí me gusta que las cosas me sorprendan, que la poesía, que no sabés que va a pasar en el verso que viene, cómo lo va a decir. Me gusta de la filo- sofía eso, que te enseña a dudar, a dudar de lo obvio. Claro, imagínate ir a leer haikus a un evento de poesía. Se te va. No lo cachas. No se disfru- ta. Entonces los textos largos terminan sien- do mejores para el slam porque vas haciendo entrar al lector. A: Generás el clima, ¿no? Hay un clima, y entonces ahí la escena termi- na influenciando el texto. No sé. No es algo que estoy pensando tanto sino que me inte- resa más escribir en sí y que el formato sea la página en Internet, o digamos la red so- cial-posteo, o el libro si ocurre. Porque tam- bién se está mudando ese formato. Es muy flashero esto porque también está cambian- do. J: ¡Hoy ya hablamos como cinco veces del slam! Siento que hay mucha literatura in- fluenciada por el slam. Lo que yo le reco- nozco es que modificó la escena de la lec- tura clásica, que es el chabón sentado. J: Sí, yo he escuchado desde “El libro nunca jamás va a cambiar ni la literatura una piz- ca”, hasta “Ya no existe MÁS la literatura”. Yo cuando voy a leer me siento, porque me parece que estoy incómodo parado y apar- te los de stand up le pusieron stand up a su género. Tienen tantas ganas de estar parados que hasta le pusieron a su género stand up. Como si la poesía se llamara “Sentada” en vez de poesía. Pero bueno, ellos giraron algo. Entonces fue un shock, me parece que hay que seguir pensando qué hacer con la poesía cuando se la pone en escena. Hay que seguir experimentando con eso para que pase algo. Hace poco vi a Blatt que hacía algo que se llamaba ritmo y saliva, que leía él y mientras, bailaban otros del combinado argentino de danzas. Algo estaban haciendo, no leía sen- tado o parado. Para mí hay mucho que expe- rimentar ahí si se quiere sacar a la poesía del texto que es donde funciona perfecto. A: Cambiando un poco de tema, el próxi- mo número de nuestra revista, tiene como consigna “El Olvido”. Queríamos saber qué te hace pensar el olvido, o cómo vivís el ol- vido, qué te genera. Más que nada me divertiría hablar a favor del olvido, ¿no? En nuestro país hablar en contra de la memoria es muy fuerte, por todo lo que pasó, la lucha por los derechos humanos es importante. Pero el olvido tiene una funcio- nalidad clave para vivir, no se podría vivir si no se olvida. O sea, no te olvides que la memoria es el soporte del rencor. Si vos no recordaras nunca no existiría el rencor. En- tonces poder olvidar es fundamental. “Funes, el memorioso” de Borges lo hace clarísimo. Si no olvidás no podés pensar. ¿Cómo hago yo para comparar cosas que son distintas si no me olvido de sus diferencias?. Y aliviana. Siento que el olvido aliviana la vida, como la J: En el paso a la oralidad es quizás donde está la cuestión de esto. 24