Para el niño el amor de sus abuelos es incondicional. Esta relación es única, nutre
el espíritu de los involucrados y la brecha de edades se supera con facilidad. Pero
a veces los nuevos padres no la pasan tan bien.
Bernarda Bux. Lic. en Comunicación
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La convivencia de un niño con sus
abuelos es una de las relaciones más
enriquecedoras de la infancia. Permitir
que los niños y sus abuelos desarrollen
un trato relativamente independiente de
los padres, forja las bases para un fuerte
vínculo. Es importante para los niños
aprender a lidiar con personalidades
distintas y otros modos de pensar,
inclusive distintos alimentos, reglas y
límites. El apoyo emocional que presta el
abuelo al nieto es una parte más dentro
de la red de seguridad que sostiene al
niño, especialmente en los tiempos
difíciles. Un niño que siente confianza y
goza de buena comunicación con alguno
de sus abuelos, puede buscar su consejo
durante las crisis, quizá porque siente que
se puede comunicar más libremente con
ellos que con sus padres, pues se elimina
la posibilidad de ser castigados o juzgados.
Los abuelos constituyen un lugar seguro:
ellos escuchan y consuelan. En ocasiones
los abuelos pueden reaccionar con mayor
serenidad que los padres, quizá porque
para ellos, las acciones de los nietos no
constituyen un reflejo de las suyas propias.
El abuelo no estará preguntándose:
“¿qué hice mal?”, cuando lo que el niño
necesita es simplemente que lo escuchen
y aconsejen. La experiencia del abuelo y su
distancia a los acontecimientos, pueden
ser el refugio ideal para un adolescente
atormentado.
Informes
PADRES Y ABUELOS
¿UN IDIOMA DISTINTO?
Si la relación con sus padres o suegros
-los abuelos de sus hijos- es menos
que armónica, vale la pena superar las
diferencias para que los niños se beneficien
del contacto con sus abuelos.
Al tener nuestro primer hijo, súbitamente
compartimos con nuestros padres un vasto
terreno común: la paternidad. Mucha
gente experimenta un nuevo respeto y
admiración por sus padres al comenzar
a vislumbrar el esfuerzo y dedicación
que implica el cuidado de los hijos. Pero
cuando está en juego el bienestar de una
pequeña persona, con la que todos se
sienten tan vinculados, fácilmente surgen
las fricciones. Los padres perciben que los
abuelos invaden su territorio, específica
mente con comentarios acerca de la
crianza de los hijos.
Aunque padres e hijos quieren lo mismo,
es decir, la seguridad y felicidad de sus
descendientes, pueden tener formas
contradictorias de lograrlas. Los criterios
de conducta de los niños han cambiado
desde el tiempo en que nosotros eramos
niños. Los padres hoy en día están
más conscientes de las necesidades
emocionales de sus hijos, pero ello también
los hace ser más indulgentes y permisivos
de lo que fueron sus propios padres con
ellos. La respuesta airada del nieto puede
ser considerada por el abuelo como
203.2530 y 01 (55) 4323.2696