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Para el niño el amor de sus abuelos es incondicional. Esta relación es única, nutre el espíritu de los involucrados y la brecha de edades se supera con facilidad. Pero a veces los nuevos padres no la pasan tan bien. Bernarda Bux. Lic. en Comunicación 40 La convivencia de un niño con sus abuelos es una de las relaciones más enriquecedoras de la infancia. Permitir que los niños y sus abuelos desarrollen un trato relativamente independiente de los padres, forja las bases para un fuerte vínculo. Es importante para los niños aprender a lidiar con personalidades distintas y otros modos de pensar, inclusive distintos alimentos, reglas y límites. El apoyo emocional que presta el abuelo al nieto es una parte más dentro de la red de seguridad que sostiene al niño, especialmente en los tiempos difíciles. Un niño que siente confianza y goza de buena comunicación con alguno de sus abuelos, puede buscar su consejo durante las crisis, quizá porque siente que se puede comunicar más libremente con ellos que con sus padres, pues se elimina la posibilidad de ser castigados o juzgados. Los abuelos constituyen un lugar seguro: ellos escuchan y consuelan. En ocasiones los abuelos pueden reaccionar con mayor serenidad que los padres, quizá porque para ellos, las acciones de los nietos no constituyen un reflejo de las suyas propias. El abuelo no estará preguntándose: “¿qué hice mal?”, cuando lo que el niño necesita es simplemente que lo escuchen y aconsejen. La experiencia del abuelo y su distancia a los acontecimientos, pueden ser el refugio ideal para un adolescente atormentado. Informes PADRES Y ABUELOS ¿UN IDIOMA DISTINTO? Si la relación con sus padres o suegros -los abuelos de sus hijos- es menos que armónica, vale la pena superar las diferencias para que los niños se beneficien del contacto con sus abuelos. Al tener nuestro primer hijo, súbitamente compartimos con nuestros padres un vasto terreno común: la paternidad. Mucha gente experimenta un nuevo respeto y admiración por sus padres al comenzar a vislumbrar el esfuerzo y dedicación que implica el cuidado de los hijos. Pero cuando está en juego el bienestar de una pequeña persona, con la que todos se sienten tan vinculados, fácilmente surgen las fricciones. Los padres perciben que los abuelos invaden su territorio, específica mente con comentarios acerca de la crianza de los hijos. Aunque padres e hijos quieren lo mismo, es decir, la seguridad y felicidad de sus descendientes, pueden tener formas contradictorias de lograrlas. Los criterios de conducta de los niños han cambiado desde el tiempo en que nosotros eramos niños. Los padres hoy en día están más conscientes de las necesidades emocionales de sus hijos, pero ello también los hace ser más indulgentes y permisivos de lo que fueron sus propios padres con ellos. La respuesta airada del nieto puede ser considerada por el abuelo como 203.2530 y 01 (55) 4323.2696