Chicos de la nueva era Octubre | Page 19

O sabía que existías, menos que estabas dentro de mí, que estabas todos los días dentro de mí, no me daba cuenta de los síntomas que demostrabas, porque eran lentos, no eran brotes o inflamaciones espontáneas, iban apareciendo lentamente. Yo no los notaba, a veces me parecía por la ropa, esas ganas constantes de dormir, el sudor cuando no hacía nada, la agitación de subir un par de escalones.

Me empezó a llamar la atención que comenzaba a modificarse mi relación con lo que estaba fuera de mí, con lo externo, ahí noté el primer síntoma, pero no en mí, sino fuera de mí. Así que seguía sin darme cuenta de que estabas dentro de mí, porque

mi obesidad y yo

Por José María Ares

N

La obesidad desde la visión cotidiana y la afectación social de las personas

comencé a sentir la agresión de los demás, la opinión de los otros, yo sentía que era el mismo, que se habían modificado algunas dimensiones de mi físico, pero yo seguía sintiendo igual, seguía siendo de River, me seguía gustando Serrat, me apasionaba jugar al futbol y estaba enamorado de la que siempre me pareció imposible. Hasta que esa vez la sentencia fue inapelable, cruel, violenta:

-El gordo no puede jugar en el equipo.

Mis amigos dijeron:

- Si él no juega, no jugamos nosotros tampoco.

-No es así, ustedes anótense, yo voy a tratar de bajar de peso, iré a correr, a hacer más gimnasia.

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