CHARLIE Y LA FÁBRICA DE CHOCOLATES | Page 86

—¡Ya está en camino! —gritó el señor Wonka— . Ahora está volando por el espacio encima de nuestras cabezas en un millón de diminutos trocitos. ¡De prisa! ¡Venid aquí! —corrió hacia el otro extremo de la habitación donde estaba el gran aparato de televisión, y los demás le siguieron——. ¡Observad la pantalla! —gritó—. ¡Aquí viene! ¡Mirad! La pantalla parpadeó y se encendió. Entonces, de pronto, una pequeña barra de chocolate apareció en el centro de la pantalla. —¡Cogedla! —gritó el señor Wonka, cada vez más excitado. —¡Cómo vamos a cogerla? —preguntó riendo Mike Tevé—. ¡Es sólo una imagen en una pantalla de televisión! —¡Charlie Bucket! —gritó el señor Worika—. ¡Cógela tú! ¡Alarga la mano y cógela! Charlie alargó la mano y tocó la pantalla, y de pronto, milagrosamente, la barra de chocolate apareció entre sus dedos. Su sorpresa fue tan grande que casi la dejó caer. —¡Cómetela! —gritó el señor Wonka——. ¡Vamos, cómetela! ¡Será deliciosa! ¡Es la misma chocolatina! ¡Se ha vuelto más pequeña durante el viaje, eso es todo! —¡Es absolutamente fantástico! —exclamó el abuelo Joe—. ¡Es... es... es un milagro! —¡Imaginaos! —gritó el señor Wonka—. Cuando empiece a utilizar esto a lo largo del país... Estaréis en vuestra casa mirando la televisión y de pronto aparecerá un anuncio en la pantalla y una voz dirá, «¡COMED LAS CHOCOLATINAS DE WONKA! ¡SON LAS MEJORES DEL MUNDO! ¡SI NO LO CREEIS, PROBAD UNA AHORA MISMO...!» ¡Y lo único que tendréis que hacer es alargar la mano y