bien. Es demasiado potente. Funciona en exceso. La probé ayer con un Oompa-Loompa en la Sala de
Pruebas, e inmediatamente una espesa barba negra empezó a crecerle en la barbilla, y la barba creció tan
rápidamente que pronto estaba arrastrándola por el suelo como una alfombra. ¡Crecía más de prisa de lo
que podíamos cortarla! ¡Al final tuvimos que utilizar una cortadora de césped para controlarla! ¡Pero
pronto conseguiré perfeccionar la mezcla! ¡Y cuando lo haga, ya no habrá excusas para los niños y las
niñas que van por ahí completamente calvos!
—Pero, señor Wonká —dijo Mike Tevé—, los niños y las niñas no van por ahí completamente...
—¡No discutas, mi querido muchacho, por favor, no discutas! —gritó el señor Wonka—. ¡Es una pérdida
de tiempo precioso! Y bien, aquí, si tenéis a bien seguirme, os enseñaré algo de lo que estoy muy
orgulloso. ¡Cuidado, por favor!¡No tiréis nada al suelo! ¡No os acerquéis demasiado!
20 La gran máquina de chicle
El señor Wonka condujo al grupo a una gigantesca máquina que se hallaba en el centro mismo de la Sala
de Invenciones. Era una montaña de brillante metal que se elevaba muy por encima de los niños y sus
padres. De un extremo superior salían cientos y cientos de finos tubos de cristal, y los tubos de cristal se
torcían hacia abajo y se unían en un gran conglomerado y colgaban suspendidos sobre una enorme tinaja
redonda del tamaño de una bañera.
—¡Allá vamos! —gritó el señor Wonka, y apretó tres botones diferentes en un costado de la máquina. Un
segundo más tarde se oyó un poderoso rugido sordo que provenía de su interior, y la máquina entera
empezó a vibrar aterradoramente, y de todas partes empezaron a surgir nubes de vapor, y de pronto, los
asombrados observadores vieron que una mezcla líquida estaba empezando a correr por el interior de los
cientos de tubos de cristal y a caer dentro de la gran tinaja. Y en cada uno de los tubos la mezcla era de un
color diferente, de modo que todos los colores del arco iris (y muchos otros además) caían borboteando y
salpicando dentro de la tinaja. Era un espectáculo muy hermoso. Y cuando la tinaja estuvo casi llena, el
señor Wonka apretó otro botón, e inmediatamente la mezcla líquida dejó de salir de los tubos, el ruido
sordo desapareció y un sonido chirriante lo reemplazó; y entonces un gigantesco batidor empezó a batir el
líquido que había caído en la tinaja, mezclando todos los líquidos de diferentes colores como si fueran
helado. Gradualmente, la mezcla empezó a hacer espuma. Se fue haciendo cada vez más espumosa, y se
volvió de color azul, y luego blanco, y luego verde, y luego marrón, y luego amarillo, y finalmente azul
otra vez.