CHARLIE Y LA FÁBRICA DE CHOCOLATES | Page 62

bien. Es demasiado potente. Funciona en exceso. La probé ayer con un Oompa-Loompa en la Sala de Pruebas, e inmediatamente una espesa barba negra empezó a crecerle en la barbilla, y la barba creció tan rápidamente que pronto estaba arrastrándola por el suelo como una alfombra. ¡Crecía más de prisa de lo que podíamos cortarla! ¡Al final tuvimos que utilizar una cortadora de césped para controlarla! ¡Pero pronto conseguiré perfeccionar la mezcla! ¡Y cuando lo haga, ya no habrá excusas para los niños y las niñas que van por ahí completamente calvos! —Pero, señor Wonká —dijo Mike Tevé—, los niños y las niñas no van por ahí completamente... —¡No discutas, mi querido muchacho, por favor, no discutas! —gritó el señor Wonka—. ¡Es una pérdida de tiempo precioso! Y bien, aquí, si tenéis a bien seguirme, os enseñaré algo de lo que estoy muy orgulloso. ¡Cuidado, por favor!¡No tiréis nada al suelo! ¡No os acerquéis demasiado! 20 La gran máquina de chicle El señor Wonka condujo al grupo a una gigantesca máquina que se hallaba en el centro mismo de la Sala de Invenciones. Era una montaña de brillante metal que se elevaba muy por encima de los niños y sus padres. De un extremo superior salían cientos y cientos de finos tubos de cristal, y los tubos de cristal se torcían hacia abajo y se unían en un gran conglomerado y colgaban suspendidos sobre una enorme tinaja redonda del tamaño de una bañera. —¡Allá vamos! —gritó el señor Wonka, y apretó tres botones diferentes en un costado de la máquina. Un segundo más tarde se oyó un poderoso rugido sordo que provenía de su interior, y la máquina entera empezó a vibrar aterradoramente, y de todas partes empezaron a surgir nubes de vapor, y de pronto, los asombrados observadores vieron que una mezcla líquida estaba empezando a correr por el interior de los cientos de tubos de cristal y a caer dentro de la gran tinaja. Y en cada uno de los tubos la mezcla era de un color diferente, de modo que todos los colores del arco iris (y muchos otros además) caían borboteando y salpicando dentro de la tinaja. Era un espectáculo muy hermoso. Y cuando la tinaja estuvo casi llena, el señor Wonka apretó otro botón, e inmediatamente la mezcla líquida dejó de salir de los tubos, el ruido sordo desapareció y un sonido chirriante lo reemplazó; y entonces un gigantesco batidor empezó a batir el líquido que había caído en la tinaja, mezclando todos los líquidos de diferentes colores como si fueran helado. Gradualmente, la mezcla empezó a hacer espuma. Se fue haciendo cada vez más espumosa, y se volvió de color azul, y luego blanco, y luego verde, y luego marrón, y luego amarillo, y finalmente azul otra vez.