CHARLIE Y LA FÁBRICA DE CHOCOLATES | Page 51

—. ¡Yo no me meto allí! ¡Llevo puesto mi mejor traje! La cara de Augustus Gloop volvió a salir a la superficie, marrón de chocolate.—¡Socorro! ¡Socorro! ¡Socorro! —gritó—.¡Sacadme de aquí! —¡No te quedes ahí parado! —le gritó la señora Gloop al señor Gloop—. ¡Haz algo! —¡Estoy haciendo algo! —dijo el señor Glopp, que ahora se estaba quitando la chaqueta y preparándose para zambullirse en el chocolate. Pero mientras hacía esto, el desgraciado muchacho iba siendo succionado y estaba cada vez más cerca de la boca de uno de los tubos que colgaban sobre el río. Entonces, de repente, la intensa succión se apoderó completamente de él, y el niño fue empujado debajo de la superficie y luego dentro de la boca del tubo. El grupo esperó sin aliento en la orilla del río para ver por dónde iba a salir. —¡Allá va! —gritó alguien, señalando hacia arriba. Y efectivamente, como el tubo era de cristal se vio claramente cómo Augustus Gloop salía disparado hacia arriba dentro del tubo como un torpedo. —¡Socorro! ¡Asesinato! ¡Policía! —chilló la señora Glooop—. ¡Augustus, vuelve aquí inmediatamente! ¿Dónde vas? —No me explico —dijo el señor Gloop— cómo ese tubo es lo suficientemente ancho para permitirle el paso. —¡No es lo suficientemente ancho! —dijo Charlie Bucket—. ¡Dios mío! ¡Mirad! ¡Se está frenando! —¡Es verdad! —dijo el abuelo Joe. —¡Se quedará atascado! —dijo Charlie. —¡Creo que sí! —dijo el abuelo Joe. —¡Caramba, se ha quedado atascado! —dijo Charlie. —¡Es por culpa de su estómago! —dijo el señor Gloop. —¡Ha atascado el tubo entero! —dijo el abuelo Joe.