Thales de Miletus (630−550 AC) fue el primero, que cerca
del 600 AC, conociera el hecho de que el ámbar, al ser
frotado adquiere el poder de atracción sobre algunos
objetos. Sin embargo, fue el filósofo griego Theophrastus
(374−287 AC) el primero, que en un tratado escrito tres
siglos después, estableció que otras sustancias tienen este
mismo poder, dejando así constancia del primer estudio
científico sobre la electricidad.
En 1600, la Reina Elizabeth I ordena al Físico Real Willian
Gilbert (1544−1603) estudiar los imanes para mejorar la
exactitud de las Brújulas usadas en la navegación, siendo
este trabajo la base principal para la definición de los
fundamentos de la Electrostática y Magnetismo.
Gilbert fue el primero en aplicar el término Electricidad del
Griego "elektron" = ámbar.