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a vida de la física nuclear es relativamente corta. Tanto que no fue hasta 1932 cuando Chadwick descubrió que el núcleo atómico estaba formado por neutrones, además de protones. Su desarrollo se vio precipitado en el marco de la Segunda Guerra Mundial, a la que puso fin con los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki en el verano de 1945. A lomos del avance en armas nucleares cada vez más perfeccionadas y letales, y a medida que las grandes potencias se adentraban en la Guerra Fría –donde estos enormes arsenales actuaron más como un dique ante la agresión del contrario–, la energía nuclear se iba entendiendo cada vez más y mejor

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La implantación de los primeros reactores llegó de la mano de la promesa de electricidad más barata, pero también más independiente de las importaciones de gas y petróleo extranjeras. Tímida en un comienzo, gradualmente dejó de parecer una opción con más riesgos que beneficios y junto al repentino encarecimiento del petróleo de la década de los 70, comenzaron a florecer centrales nucleares de uso comercial cada vez más potentes y relevantes.

os primeros reactores daban, con cerca de una decena de megavatios de potencia, vida tanto a nuevas centrales de generación de energía eléctrica como a submarinos nucleares y otras máquinas militares –e incluso espaciales– ya desde los años 50. Entre los diseños principales que echaron a andar se encuentran el RBMK ruso –como el que saltó por los aires en Chernobyl, de los cuales hay unos cuantos modificados y operativos todavía hoy– y el PWR de agua a presión, que es el más extendido a día de hoy tanto en número como en potencia total instalada. Algunas de las plantas más grandes del mundo llegan a superar los 5 000 MW de potencia, a razón de unos 1 000 MW por reactor.

Quizá las aplicaciones pacíficas de esta tecnología –como las médicas o industriales– son menos mediáticas que las mutaciones que generan en caso de catástrofe o las imágenes de estas cuando ocurren, pero se deben también al desarrollo de esta tecnología. Ni falta hace mencionar que los reactores nucleares actualmente operativos son mucho más seguros que los que plantearon por vez primera como una alternativa a los combustibles fósiles tradicionales. Veamos por qué la energía nuclear es una fuente más que interesante y cómo funcionan, grosso modo, los reactores principales.