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Para el sector textil y confección, CAFTA-DR es vital para ingresar al mercado estadounidense con un arancel preferencial en el intercambio de productos. Es así como a partir de una regla de origen de hilaza en adelante, de la lista de escaso abasto y de los plazos de desgravación, entre otros mecanismos, que el sector se ha desarrollado de forma diversa.

Si la lista de escaso abasto es muy amplia en el TPP y se incluyen productos que pueden ser elaborados en Centroamérica, podría haber un impacto negativo en las exportaciones de los productos que compiten directamente con Vietnam.

En ese sentido, surge la inquietud que China —con sus subsidios a la producción de telas e hilo— pueda producir insumos de escaso abasto para Vietnam y que éste, a su vez, utilice sus inversiones estatales y produzca prendas que por simple transformación puedan entrar al mercado estadounidense con una tasa preferencial.

Es aquí donde cabe la posibilidad de que El Salvador no sólo esté compitiendo con Vietnam por la participación del mercado estadounidense, sino que también lo estaría haciendo con China. Ambos países poseen una industria de textil y confección altamente subsidiada y que, aún sin el TPP, ostentan el primer (China) y segundo lugar (Vietnam) como proveedores de prendas de vestir para Estados Unidos.

Hoy por hoy, lo que estaría en juego son, principalmente, los empleos directos y las ventas de exportación del sector textil y confección que contribuyen en gran medida al PIB. El impacto que CAMTEX prevé para el sector una vez entre en vigor el TPP es una disminución del 15% en el volumen de las exportaciones, considerando que se espera un impacto similar al que tuvo el sector durante la crisis económica del 2009.

Si tomamos ese porcentaje como parámetro inicial y establecemos un impacto del 20% como el peor escenario posible, en exportaciones en dólares se perderían entre $360 y $480 millones de dólares con relación a lo exportado durante 2014.

Sin embargo, el impacto más visible estaría en el empleo. Si se asume un impacto entre el 15% y el 20% en disminución de empleo y se toman como base aquellos que se habían generado hasta 2014, una vez puesto en marcha el TPP se perdería entre 11,175 y 14,900 empleos.

En contraste con todo el escenario presentado hasta este punto, lo que ni el Gobierno ni las gremiales están considerando es que aún queda un pequeño mercado local en el sector textil y confección que difícilmente podría soportar un impacto de esta envergadura, ya que el efecto dominó que se prevé en la economía salvadoreña también los alcanzaría, incluso podría amplificarse en estos confeccionistas locales.

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