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undécimo título
dio San Carlos de Apoquindo lleno, hizo
fuerte al equipo cruzado que venció a
los de azul. La apertura del marcador
llegó gracias a un potente remate del
“Chapa” Fuenzalida que dejó sin opciones a Johnny Herrera (5’). Tras el gol, los
dirigidos por Mario Salas manejaron el
balón y se fueron al descanso con triunfo parcial por la mínima.
En el comienzo de la segunda mitad un
gol de Matías Rodríguez (49’) ponía la
incertidumbre en la precordillera pero
Jaime Carreño se vistió de héroe y con
un zapatazo marcó en 2 a 1 definitivo del
encuentro que dejaba a Católica nuevamente en lo más alto de la tabla de posiciones.
Tres días más tarde, la UC debió enfrentarse en Quillota a un San Luis que estaba luchando por la permanencia, en la
siempre complicada cancha del Estadio
Lucio Fariña. El equipo de la franja de
ganar el encuentro obligaba al menos a
un partido de desenlace para definir al
campeón en caso de perder en la última
fecha pero pasó lo impensado.
Corría el minuto 38 de partido cuando
Carlos Escobar marcaba el uno a cero a
favor del local. Con la desventaja la UC
comenzó a buscar la igualdad de forma
desordenada y errática. El equipo se veía
nervioso e impreciso, sabían que una
derrota les quitaba la opción de sólo depender de ellos para ser campeones.
El encuentro terminó con triunfo por la
cuenta mínima a favor de San Luis de
Quillota y dejaba al equipo cruzado con
más dudas que certezas para enfrentar
su último partido del Clausura ante Audax Italiano en San Carlos de Apoquindo. Los fantasmas del pasado volvían a
hacerse presentes.
La UC tuvo una semana corta de preparación en la que todo el plantel se juramentó ganar el juego que les venía por
delante como a dé lugar. Hacer la tarea
para que no hubiesen excusas.
Los tres equipos que estaban peleando
por el título, Colo Colo, O’Higgins y Universidad Católica, definirían el campeonato el sábado 30 de abril a las 16:00 horas. La primera opción la tenía el equipo
rancagüino que dependía de sí mismo y
con un triunfo se consagraría monarca
del fútbol chileno.
Era un día con condiciones perfectas
para que se desarrollara el fútbol. El Estadio San Carlos de Apoquindo estaba
repleto de fanáticos que se preparaban
para alentar al equipo franjeado pero
con parte de los sentidos puestos en El
Teniente y el Monumental.
El encuentro entre la UC y Audax fue el
primero donde se rompió la igualdad del
tablero. En el minuto 15 el conjunto visitante se ponía en ventaja tras un cabezazo al ángulo de Diego Vallejos que hacía dudar más al equipo estudiantil que
veía como se estaba desmoronando de
a poco las posibilidades de ser campeón.
Al término de los primeros 45 minutos
remate preciso David Llanos lograba la
igualdad que ponía nuevamente a Católica en la pelea al título. Mientras tanto
los “celestes” caían por 2 a 0 y los albos
seguían arriba por la mínima.
Tensos minutos se vivían en los tres
frentes donde se estaba disputando
fútbol, más cuando en el 83’ José Pedro Fuenzalida peinó una pelota dentro
del área que se fue al fondo de las redes. El “Chapa” le estaba dando el título
a la UC. El tiempo que restaba fue de
infarto, Católica era momentáneamente campeón pero debía esperar que en
Rancagua el vencedor no variara.
Pitazo final y todos los fanáticos de Uni-
Nicolás Castillo fue el refuerzo esperado y se alzó como goleador del torneo con 11 conquistas.
Católica caía por la mínima, mismo resultado estaba obteniendo O’Higgins.
El único feliz era Colo Colo que con un
uno a cero a su favor obligaba a definir el
campeonato en un partido ante el conjunto de Rancagua.
Fueron 15 minutos de descanso que se
hicieron eternos. Universidad Católica
volvió al terreno de juego y si bien el
equipo en la primera mitad había acusado el golpe del gol itálico, en la segunda
parte se notó la intención de hacer todo
lo posible para dar vuelta el resultado.
La UC llegaba y llegaba a la portería rival
pero no lograba abrir el cerrojo defensivo de Audax. Hubo que esperar hasta
el minuto 70 para que la esperanza se
posara sobre todos los cruzados; con un
versidad Católica tuvieron que esperar
los segundos más largos de sus vidas
para que dieran la confirmación de que
O’Higgins había caído ante Universidad
de Concepción en Rancagua. Cuando
por los parlantes de San Carlos de Apoquindo se dio la noticia de la caída de
los celestes se desató la fiesta y el llanto
de desahogo en el recinto precordillerano.
Fueron duros años de rozar la gloria
los que sirvieron para mostrar la fuerza de un cruzado, que pese a las adversidades es capaz de levantarse para
sacar fuerzas de flaqueza y así poder
nuevamente levantar el Huemul de
Plata y transformarse en el campeón
del fútbol chileno.