El segundo día de nuestro viaje, empezó con un desayuno en la madrugada, debido a que teníamos que partir muy temprano con destino a Pozuzo, donde pudimos conocer todo sobre la Colonia austro-alemana, de cómo llegaron, del por qué vinieron a Perú a colonizar. Conocimos también la iglesia histórica de la ciudad, y no nos olvidamos decirles que si estás en Pozuzo, te sentirás como en otro país, la ciudad es bastante limpia, ordenada, sin tráfico, la gente es súper buena honda. También tuvimos la oportunidad de subir al famoso mirador de la ciudad, y el camino cuenta con catorce capillas, es similar como el Vía Crucis de la Biblia. Cuando llegamos a la número catorce, sin mentirles, estábamos bastante cansados, con sed, pero lo más maravilloso fue cuando al pasar los minutos escuchando al guía contando la historia del mirador de Pozuzo, se nos iba pasando todo, gracias al aire limpio y puro que rodeaba el lugar.
En el camino de retorno a Oxapampa, nos detuvimos en mas de una vez, para observar las cataratas que encontramos al lado de la carretera. El paisaje pintado de verde se prestaba para toda la ruta de la selva, llegando a la ciudad, fuimos por unos ricos guarapos; ahí se encuentra una procesadora artesanal que saca derivados de la caña de azúcar, y de ahí procede la muy famosa bebida de Oxapampa llamada Guarapo; esta bebida no es alcohólica, es dulce, fresca y deliciosa.