Chocolate
¿SABÍAS QUE EL VINO Y EL CHOCOLATE PUEDEN
DESPERTAR NUESTRA SENSUALIDAD? Y NO ME
REFIERO SOLAMENTE A ESA INCREÍBLE SENSACIÓN
QUE SE GENERA EN EL PALADAR CUANDO
COMBINAMOS UN BUEN VINO Y UN CHOCOLATE.
La molécula en la que nos vamos a enfocar es la feniletilamina. Al parecer, el verdadero enamoramiento es aquel que sobreviene cuando
se produce en el cerebro esta sustancia, que provoca la secreción de
dopamina, un neurotransmisor responsable de los mecanismos de
refuerzo del cerebro y los comportamiento que proporcionan placer,
además de actuar como un mensajero químico del deseo sexual.
Tales características nos permiten comprender por qué al consumir
un chocolate sentimos ese placer casi desenfrenado.
En el caso del vino tenemos la presencia del etanol, que es parte
de sus características organolépticas. Este produce acciones excitantes directas sobre las neuronas y, en cantidades moderadas, provoca
aceleración en la sinapsis (unión intercelular especializada entre neuronas). Pero, ¿podemos encontrar todas estas sustancias en un maridaje de vino y chocolate para despertar nuestra sensualidad? ¡Por
supuesto que sí! Y para introducirte en esta placentera experiencia
se presentan tres maridajes.
El primero es un chocolate blanco con relleno de pétalos de rosas
orgánicas que aromatizan el ganache, maridado con un vino joven
de la variedad Malbec (de tremenda expresión frutal y taninos suaves). En boca se logra una sensación atercipelada, suave y discreta,
muy similar a la que obtenemos durante una primera cita.
El segundo es un chocolate semiamargo con 54% de cacao y un
relleno de mousse de salmón, acompañados de un vino reserva de
la cepa Carmenere (los taninos son de intensidad media-alta, con
una potencia en paladar significativa, opulentos en algunas ocasiones pero al mismo tiempo manteniendo una postura elegante). Este
maridaje nos resalta en boca las cualidades de los elementos sin que
ninguno pierda su presencia, además de acompañarse durante un
tiempo prolongado; logrando que sintamos esa sensación del amor
verdadero que hay entre dos personas.
Finalmente, el tercero es un chocolate oscuro con 64% de cacao,
relleno con un ganache de mejillones y sal ahumada del mediterráneo; maridado con un vino gran reserva Cabernet Sauvignon (taninos densos y aristocráticos, color intenso, complejos aromas frutales
y de estructura elegante). Ambos elementos en boca provocan una
sensación de placer en todos nuestros sentidos, similar a la de la
pasión que vivimos cuando estamos enamorados no solo de una
pareja, sino de la vida misma.
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