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220 Métodos de enseñanza muchas veces sólo provocan la recordación de datos o las res- puestas esperadas por el profesor. En este sentido, es importante remarcar que, utilizadas en forma regular y constante, los alumnos acaban aprendiendo según la forma en que, luego, suelen ser evaluados, alimentando las rutinas o la búsqueda de "sacar ventaja" de lo ya conocido y esperado. Ello deforma el valor que la evaluación podría tener para la mejora de la educación y la formación de los estudiantes. Mirando más allá de las escuelas, en el cambiante y complejo mundo contemporáneo (y también en el mundo del trabajo) se tiende hoy a valorar otros atributos, como la capacidad para resolver problemas y formular un plan de acciones, la responsabilidad, la autoestima, la honestidad, la iniciativa y la capacidad para enfrentar los cambios, el respeto a la diversidad, y la capacidad para trabajar con otros, entre otras disposiciones relevantes. Muchas veces estas disposiciones grupales y personales son formuladas como intenciones eduíjativas en las escuelas y universidades. Pero, luego, no son efectivamente consideradas al evaluar. Partiendo de estos problemas, se ha originado un movimiento dirigido a reformular la evaluación educativa, conocido como la evaluación auténtica, a través de dos grandes estrategias: • Utilizar otras herramientas e instrumentos de evaluación que, en general, o no son usados o son relegados a un segundo plano. • Acercar la evaluación al proceso de enseñanza y no sólo a un momento de cierre final. Este movimiento sostiene la necesidad de la evaluación au- téntica, definida como las formas de trabajo que reflejen las si- tuaciones de la vida real, desafiando a los estudiantes a poner a prueba aquello que han aprendido (Archibald y Newman, 1988; Sheppard, 1989; Wiggins, 1989). Hargreaves, Earl y Ryan (2000, pág. 208 y ss.) sintetizan los rasgos centrales de las propuestas del movimiento para la evaluación auténtica. Entre ellos, destacamos: • La evaluación a través de producciones o demostraciones reales de aquello que deseamos que los alumnos sepan y puedan 11 Evaluación 221 hacer bien. Por ejemplo, leer e interpretar lo que leen, escribir manifestando sus ideas y utilizando bien el lenguaje, expresarse oralmente y sostener un discurso claro y organizado, dar a conocer su creatividad, mostrar su capacidad de investigación, resolver problemas, etcétera. • Proponer en estas evaluaciones procesos mentales más comple- jos y estimulantes, que la simple respuesta a cuestionarios. • Incorporar la evaluación de una amplia gama de aprendizajes y desarrollo de capacidades (expresivos, creativos, prácticos, so- ciales) y no sólo de la esfera del conocimiento. • Reconocer y facilitar la existencia de más de un enfoque o res- puesta en la producción de los alumnos, evitando la solución de lo homogéneo y estandarizado. • Prestar especial importancia a las expresiones personales no pautadas y a los productos reales que desarrollen. • Utilizar criterios y estándares de evaluación claros, transparentes y apropiados para esas producciones o demostraciones. Con estos principios, la evaluación auténtica se basa en cuatro principales estrategias de evaluación: la evaluación de rendimiento, los portafolios, los registros personales y los registros de logro. a) La evaluación de rendimiento supone evaluar a los estudiantes en el proceso mismo del aprendizaje y en el contexto mismo de las tareas, sea al poner por escrito sus ideas, conocimientos y apreciaciones, sea en forma práctica, sea en la interacción y el trabajo junto con otros estudiantes. Estas producciones permiten evaluar, además de los aprendizajes cognitivos, el pensamiento autónomo, la solución de problemas, las habilidades, el trabajo en equipo, la elaboración de planes de trabajo, la interpretación, la capacidad comunicativa, entre otros aprendizajes relevantes, durante el desarrollo de las actividades. De esta forma, la evaluación no es un momento distinto de las tareas mismas que tienen que realizar a lo largo de la enseñanza y forma parte del proceso de aprendizaje. En otros términos, existe una estrecha relación entre las tareas y la evaluación misma e innumerables oportunidades de evaluar el rendimiento personal y grupal en su puesta en práctica.