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EL PRESENTE.
Entonces, llegó la hora. Lo logramos. Prácticamente estamos parados,
casi todo se ha ralentizado, menos la atención sanitaria y la organización
de la llamada cura. Pasamos más tiempo con las personas que más
queremos. Consumimos menos. Hemos restablecido un mayor sentido
de proporción con el contexto en el que vivimos, del que estamos siendo
más conscientes, por ejemplo en la forma del vecindario o del paisaje
urbano o natural circundante. Sentimos la necesidad, sin posibilidad
que sea desmentido, de ser parte de un único plantea y de una única
humanidad que lo habita, pero al mismo tiempo vivimos con inmediata
certeza la dimensión local de nuestra existencia, insertados en lugares
que son el resultado de una continua obra de creación y modelación de
comunidad a las que pertenecemos más o menos de manera declarada.
Hemos redescubierto la misión civil vital de servicios prestados por un
ejército de paz formado por personas cuya vocación es servir a los demás:
funcionarios públicos o incluso privados como médicos, enfermeros,
personal del estado, voluntarios. Pero también administradores y
personal que se ocupa del funcionamiento (bueno o malo) de las
gigantescas articulaciones de la colectividad. Hemos aprendido cómo la
tecnología brinda oportunidades de ejercer en gran escala funciones que
hasta ahora eran posible gracias al desplazamiento de personas y de
enormes cantidades de medios e instrumentos. Hemos comprobado cómo
la ciencia es la vía más directa para reconectarnos con la naturaleza,
ya sea para protegerla y cuidarla como para comprenderla, combatir
aspectos y organismos perjudiciales como este virus.
Y sobre todo hemos redescubierto que somos frágiles y estamos
interconectados entre sí: esencialmente hemos redescubierto que
somos hermanos de todos los organismos vivos e inanimados
del planeta.
MAÑANA. HOY.
¿Qué nos queda para después de la pandemia, amén de la consciencia
de que todo lo ocurrido puede volver a ocurrir y que por tanto se debe
prevenir, evitar y, que si desafortunadamente ocurriera de nuevo en
la forma aguda que estamos viviendo, se pueda atender mejor? ¿Cuál
será nuestro consuelo?
Hay dos principios, los algoritmos que al parecer se alzan como los
elementos principales del bagaje de conocimientos y experiencias que
hemos acumulado hasta ahora para enfrentar el futuro, y ninguno de los
dos es nuevo; son más bien compañeros de viaje que con la modernidad
capitalista habíamos ignorado con creces, e incluso humillado.
El primero es el sentido del equilibrio que como un sexto sentido
siempre nos acompaña; equilibrio entendido a partir del principio de
la trinámica 1 y tal y como se expresa mediante el símbolo del Tercer
Paraíso 2 : el símbolo y el principio representan la búsqueda continua
de una relación equilibrada entre fenómenos diversos e incluso
opuestos. Fenómenos, e incluso organismos, animales, personas, pueblos.
Una relación equilibrada implica también la posibilidad de cambiar
en base al cambio que se produzca en la realidad específica de cada
lugar eventual, de cada situación. Con la expresión sentido del
equilibrio se pone en evidencia el sentir y la consiguiente acción de
continuo reajuste del proprio equilibrio: se trata, por tanto, de un
equilibrismo malabárico y acrobático y no de un equilibrio estático.
El otro algoritmo con el que podemos aventurarnos en la postpandemia
es el método de la Demopráctica con sus tres fases la
Obra demopráctica: la primera, es decir el Coro, consta del censo,
el mapeo y la exposición; la segunda, es decir la Performance, está
representada por el foro; y la tercera el Cantiere (taller), comprende
las acciones realizadas por las organizaciones y el enlace institucional.
PAOLO NALDINI - Pandemopraxia
Still de video
La Obra demopráctica es un dispositivo que distribuye en el pueblo
el gobierno del pueblo.
¿Cómo se alcanza este resultado? Desarrollando las prácticas que
los miembros de las organizaciones (de cualquier naturaleza y tipo)
realizan en su contexto, o sea, en su propia comunidad experimental.
Las prácticas existen independientemente de la ideología y de las
instancias ideales, falsos mitos y ficciones que tratan de agregar al
pueblo separándolo de la fuente real del poder, el hacer y poder hacer
en la vida cotidiana.
¿Sabremos poner en práctica en el mundo de la post-pandemia la
gramática de estos dos algoritmos, el sexto sentido del equilibrio y el
arte de la demopráctica? Este es el objetivo del presente texto.
1. Michelangelo Pistoletto, Teorema della Trinamica.
2. Idem, Tercer Paraíso.