CANTIERE no.15 | Page 8

/ 8 EL PRESENTE. Entonces, llegó la hora. Lo logramos. Prácticamente estamos parados, casi todo se ha ralentizado, menos la atención sanitaria y la organización de la llamada cura. Pasamos más tiempo con las personas que más queremos. Consumimos menos. Hemos restablecido un mayor sentido de proporción con el contexto en el que vivimos, del que estamos siendo más conscientes, por ejemplo en la forma del vecindario o del paisaje urbano o natural circundante. Sentimos la necesidad, sin posibilidad que sea desmentido, de ser parte de un único plantea y de una única humanidad que lo habita, pero al mismo tiempo vivimos con inmediata certeza la dimensión local de nuestra existencia, insertados en lugares que son el resultado de una continua obra de creación y modelación de comunidad a las que pertenecemos más o menos de manera declarada. Hemos redescubierto la misión civil vital de servicios prestados por un ejército de paz formado por personas cuya vocación es servir a los demás: funcionarios públicos o incluso privados como médicos, enfermeros, personal del estado, voluntarios. Pero también administradores y personal que se ocupa del funcionamiento (bueno o malo) de las gigantescas articulaciones de la colectividad. Hemos aprendido cómo la tecnología brinda oportunidades de ejercer en gran escala funciones que hasta ahora eran posible gracias al desplazamiento de personas y de enormes cantidades de medios e instrumentos. Hemos comprobado cómo la ciencia es la vía más directa para reconectarnos con la naturaleza, ya sea para protegerla y cuidarla como para comprenderla, combatir aspectos y organismos perjudiciales como este virus. Y sobre todo hemos redescubierto que somos frágiles y estamos interconectados entre sí: esencialmente hemos redescubierto que somos hermanos de todos los organismos vivos e inanimados del planeta. MAÑANA. HOY. ¿Qué nos queda para después de la pandemia, amén de la consciencia de que todo lo ocurrido puede volver a ocurrir y que por tanto se debe prevenir, evitar y, que si desafortunadamente ocurriera de nuevo en la forma aguda que estamos viviendo, se pueda atender mejor? ¿Cuál será nuestro consuelo? Hay dos principios, los algoritmos que al parecer se alzan como los elementos principales del bagaje de conocimientos y experiencias que hemos acumulado hasta ahora para enfrentar el futuro, y ninguno de los dos es nuevo; son más bien compañeros de viaje que con la modernidad capitalista habíamos ignorado con creces, e incluso humillado. El primero es el sentido del equilibrio que como un sexto sentido siempre nos acompaña; equilibrio entendido a partir del principio de la trinámica 1 y tal y como se expresa mediante el símbolo del Tercer Paraíso 2 : el símbolo y el principio representan la búsqueda continua de una relación equilibrada entre fenómenos diversos e incluso opuestos. Fenómenos, e incluso organismos, animales, personas, pueblos. Una relación equilibrada implica también la posibilidad de cambiar en base al cambio que se produzca en la realidad específica de cada lugar eventual, de cada situación. Con la expresión sentido del equilibrio se pone en evidencia el sentir y la consiguiente acción de continuo reajuste del proprio equilibrio: se trata, por tanto, de un equilibrismo malabárico y acrobático y no de un equilibrio estático. El otro algoritmo con el que podemos aventurarnos en la postpandemia es el método de la Demopráctica con sus tres fases la Obra demopráctica: la primera, es decir el Coro, consta del censo, el mapeo y la exposición; la segunda, es decir la Performance, está representada por el foro; y la tercera el Cantiere (taller), comprende las acciones realizadas por las organizaciones y el enlace institucional. PAOLO NALDINI - Pandemopraxia Still de video La Obra demopráctica es un dispositivo que distribuye en el pueblo el gobierno del pueblo. ¿Cómo se alcanza este resultado? Desarrollando las prácticas que los miembros de las organizaciones (de cualquier naturaleza y tipo) realizan en su contexto, o sea, en su propia comunidad experimental. Las prácticas existen independientemente de la ideología y de las instancias ideales, falsos mitos y ficciones que tratan de agregar al pueblo separándolo de la fuente real del poder, el hacer y poder hacer en la vida cotidiana. ¿Sabremos poner en práctica en el mundo de la post-pandemia la gramática de estos dos algoritmos, el sexto sentido del equilibrio y el arte de la demopráctica? Este es el objetivo del presente texto. 1. Michelangelo Pistoletto, Teorema della Trinamica. 2. Idem, Tercer Paraíso.