Canfield Jack - Chocolate Caliente Para El Alma Jun. 2016 | Page 15

fórmula mágica había usado para que esos chicos salieran de la villa y tuvieran éxito en la vida. Los ojos de la maestra brillaron y sus labios esbozaron una agradable sonrisa. “En realidad es muy simple –dijo-. Quería mucho a esos chicos.” Eric Butterworth Lo único que recuerdo Cuando mi padre me hablaba, siempre empezaba la conversación diciendo: “¿Ya te dije hoy cuánto te adoro?”. La expresión de amor era correspondida y, en sus últimos años, cuando su vida empezó visiblemente a decaer, nos acercamos aún más... si es que era posible. A los ochenta y dos años estaba dispuesto a morirse y yo estaba dispuesto a dejarlo partir para que su sufrimiento terminara. Nos reímos, lloramos, nos tomamos de las manos, nos dijimos nuestro amor y estuvimos de acuerdo en que era el momento. Dije: “Papá, una vez que te hayas ido quiero que me envíes una señal para saber que estás bien”. Se rió por lo absurdo del pedido; papá no creía en la reencarnación. Yo tampoco estaba muy seguro al respecto, pero había