Canfield Jack - Chocolate Caliente Para El Alma Jun. 2016 | Page 113

traumatizar el presente de una persona, sin hacerla chocar contra aquello? ¿Podemos tener nuestra torta y además comerla, ontológicamente hablando? ¿O su frágil sensibilidad, su “aquí” se divide por semejante acto? Al percibir un ligero aumento de la agitación sobre la mesa, me doy cuenta de que Aaron está aburriéndose con su soldado. Con una actitud de drama que favorece el momento, carraspeo y empiezo con tono profesional: -Aaron, la muerte para algunas personas es... -Papá –me interrumpe Aaron-, ¿podríamos jugar algún videojuego? No es muy violento –explica gesticulando con las manos-. No es para matar. Los tipos sólo se caen. -Sí –digo con cierto alivio-, juguemos con los videojuegos. Pero primero tenemos que hacer algo. -¿Qué? –Aaron se detiene y se da vuelta ya cerca de la puerta. -Primero, tomemos un helado. Otro sábado perfecto para una familia perfecta. Por ahora. Michael Murphy