CANDÁS MARINERO REVISTA NUMERO 46 CANDÁS MARINERO | Page 3

DóLMENES DEL MONTE AREO - Carreño Campañas Arqueologicas 1991-1994 Por Miguel Angel de Bies Cortina El tipo cameral de este último, MA XV, es sin duda más evolucionado. Aunque subsiste la tradicional incli- nación a ver en los dólmenes de corredor un produc- to tardío, su­ ficientes testimonios en los últimos años apuntan hacia su verdadera filiación en momentos apogeicos de lo megalítico, momentos que tienden, por otra parte, a gozar de una estimable antigüedad. Las re- cientes series C-14 de Dom­ bate (la Coruña), alumbran la hipótesis de que una arqui­ tectura tan elaborada y monumental existiría ya en el trán­ sito IV-III milenio a. de C. (Alonso y Bello, 1993). Con­ cuerdan además esas fechas con las estimaciones para fe­ nómenos semejantes en el centro-norte de Portugal (Kalb, 1989); es también esa misma orientación cronológica la por nosotros señalada hace años para el dólmen de Santa Cruz, emparentado con las grandes arquitecturas pintadas del NE portugués y Galicia (de Bias, 1979) y que no cree- mos pos­ terior a los tipos vestibulares como MA XV. Si también valoramos las enseñanzas del megalitismo burgalés, en el ámbito de la vertiente meridional de la Cor­ dillera Cantábrica, donde los dólmenes de la Lora ya uti­ lizan corredores en el IV milenio (Delibes et alii, 1993), no nos resulta imprudente aceptar la estimación C-14 pa­ ra MA XV como ajustada a la realidad, de manera que el megalito estuviera en pie alrededor del 3000 a. de C. La utilización de las ofrendas como habitual medidor temporal precisa de argumentos semejantes a los ya expues­tos. De todo lo recuperado suele concederseles un mayor peso diagnóstico a los geométricos y puntas de retoque bi­ facial, frente a las láminas y los puli- mentados. En reali­dad es el bloque pulimentado-lámi- nas-geométricos-puntas de retoque plano-cuentas de adorno quien denota en Mon­te Areo un megalitismo maduro en armonía con lo que las arquitecturas sugieren, y también el que distintos tipos monumen- tales acojan ofrendas equivalentes (lo que es in­ negable en MA XV y MA XVI, tan cercanos físicamente). La relación numérica geométrico-punta es equilibrada, marcando esta última, como en los hallazgos moneta- rios, la fecha última. La habitual opinión de que estas evolu­cionadas cabezas de flecha se extienden por el N. penin­ sular a mediados del III milenio, con su tardía aparición en los megalitos descrita en un minucioso análisis del pro­ ceso de cambio en los ajuares dolméni- cos (Andrés, 1986), puede ser matizada a la luz de lo que se va conociendo y fechando en otras áreas. La frecuencia de la dualidad corredor-puntas de retoque plano aconseja, de acuerdo con lo expuesto más atrás, la consecuente ubicación de algu­nas de tales flechas en en el referente convencional del 3000. De tales circuns- tancias hablan dólmenes como Orca dos Juncais (da Cruz, 1993), -donde las puntas dominantes son las de base triangular tan frecuentes en N. de Portu­ gal y Galicia y que, no por azar, encontramos en MA XV-, o los aludidos sepulcros burgaleses en los que los tipos de aletas incipientes (casi cruciformes) están presentes en mo­ mentos muy antiguos (El Morueco, p.e.). De nuevo en Dombate, al primer momento del gran dólmen pin- tado pudieran deberse justamente las puntas de flecha, mientras que las cuentas de azabache y algunos geomé- tricos tal vez correspondan a un episodio anterior: el viejo dólmen sim­ple soterrado por la posterior edifica- ción de la gran tum­ba de corredor. Acaso aquellas fechas C-14, tachadas de muy altas, pa­ ra las puntas de retoque plano en distintos yacimientos pe­ninsulares marquen un tiempo adecuado, concor- dante con los hechos que acabamos de considerar. Nos referimos en particular a las del excepcional cementerio alavés de San Juan Arte Portam Latinam (c. 3000 a.c. sobre muestras seguras) (Etxeberría y Vegas, 1988) y a otras catalanas o aragonesas (Benavente, 1992). En MA XV y MA XVI, por último, lo registrado no debe definir un tiempo restringido si aceptamos un uso reitera­ do de los dólmenes. El binomio punta-trape- cio rectángu­ lo suele ser un indicador de modernidad, relativo en todo caso, y tal vez aquí (esos geométricos son escasos en el can­ tábrico y comunes en el O. de la Submeseta N. y Portu­ gal) indicativos de occidentalismo (de Bias, 1993). VI. UNA ESTIMACION SUMARIA DE LO POR AHO­ RA INDAGADO El descubrimiento de este extenso complejo funerario enriquece sensiblemente el mapa del poblamiento neo- líti­ co de Asturias (entre la Cue nca Central, Candás y Gijón), al mismo tiempo que viene a fortalecer la apro- ximación al modelo de localización de los centros me- galíticos en todo el sector costero regional previamente propuesto (de Bias,1987). Define un megalitismo maduro, cuajado, que tiene su referencia temporal en torno al 3000 a. de C. (en fechas convencionales), referente que no puede excluir la lógica distancia temporal de monumentos y ajuares en un fenó­ meno de vigencia multisecular. Un megalitismo que en con­ tinentes y contenidos se personaliza frente a fenómenos más arcaicos, en pleno IV milenio, que seña- lan la implan­ tación de las grandes tumbas tumulares en las sierras lito­ rales de la costa asturiana, túmulos bien documentados en la Llaguna de Niévares, en Villavi- ciosa (al E. del Mon­ te Areo y en espacios elevados de visibilidad recíproca). 3