Se observa esa circunstancia en tres de las siete láminas registradas , mientras que las restantes parecen pro ceder de la cámara . También de la cavidad sepulcral se ha bría extraído un raspador en extremo de una lasca plano convexa de sílex .
Un reducido número de lascas de cuarcita y sílex entremezcladas con las tierras inalteradas del túmulo , deben su presencia al aporte de los materiales constructivos o a tareas simultáneas con la edificación del megalito . Idéntico origen habría que atribuir a 5 pequeños fragmentos de una cerámica de tosca y negruzca factura , ojosa y con desgrasantes de cuarzo . Localizada en 7A . N , a menos de 2 m . al W de la cámara , a 1,50 m . de profundidad en zona virgen . Esta posición , tal vez exclusivamente fortuita , no deja de recordar la similar de otros restos alfareros del dólmen poligonal de la Llaguna de Niévares ( túmulo C ) ( de Blas , 1992 , 125-126 ), en un megalitismo en el que la cerámica parece ajena a la preceptiva funeraria .
V . CUESTIONES CRONOLO GICAS
La acidez de los suelos en Monte Areo , como en tantas otras áreas megalíticas , destruye toda clase de restos esqueléticos . El problema genérico radica entonces en la localización de muestras de naturaleza vegetal ( que no siempre existen ) fiables para su datación radiocarbónica . En MA VI y MA XV se consiguieron algunas procedentes de los sectores basales de los túmulos , en zonas inalteradas desde su construcción prehistórica . La cercanía o lejanía de estos con respecto a los saqueos incide justamente en el grado de confianza que las muestras puedan ofrecer . La denominada MA VI-A consiste en pequeños fragmentos de carbón vegetal extraídos de la cuadrícula 7B . N , en la que se instala el costado W de la cámara . Dentro de una matriz limosa del relleno basal de la estructura se encon traba la muestra , en una zona de vago tránsito entre el so lum y la propia arquitectura ; tal vez explique esta circunstancia la medición C-14 que le corresponde . La MA VI-B se obtuvo de 50 . N , cuadrícula que se inicia a 2 m . al E . de la cámara , entre los bloques de la capa pétrea basal del túmulo .
Para MA XV ( en MA XVI no se hallaron muestras ) se recogieron concentraciones de carbón vegetal en diferentes sectores del megalito , actualmente en el laboratorio . De ellas contamos por el momento con los resultados de la registrada como MA XV-A , tomada en la base de la coraza pétrea ( cuad . 6-AW ) al SE del vestíbulo . Los resultados de las 3 muestras , obtenidos en el Centrum voor Jsotopen Onderzoek de la Rijksuniversiteit Groningen en fechas C-14 sin corregir , arrojan las indicaciones radiométricas :
MA VI-A ( 91 ) 7750 ..± 80 BP ( GrN- 19122 ) MA VI-B ( 91 ) 5820 ..± 70 BP ( GrN-19123 ) MA XV-A ( 92 ) 5040 ..± 70 BP ( GrN-19724 )
Las fechas de MA VI son a simple vista escasamente compatibles con la estimación arqueológica de la antigüedad , razonable , del dólmen . En la primera parece que realmente estemos fechando el paleosuelo subyacente al dólmen ( un problema frecuente y que da pie a interesantes consideraciones ; p . e .: Boujot y Cassen , 1992 ), mientras que la segunda resulta algo elevada : del primer tercio del IV milenio a . C . en cronología convencional . La correspondiente a MA XV concuerda , sin embargo , con las espectativas abiertas por un dólmen provisto de vestíbulo . Ciertamente , son imprescindibles series completas de fechas radiocarbónicas para una misma arquitectura dado el valor esencialmente estadístico de esta técnica . Por desgracia , la variedad de muestras requeridas para ese proceder no depende de la buena voluntad del arqueólogo .
La tipología de MA VI animaría una cierta estimación de su antigüedad . Las cámaras sencillas con túmulos desarrollados se cuentan entre los modelos arcaicos , según se observa en los focos megalíticos de ambas Mesetas , Galicia , N . de Portugal y territorio ribereño del Cantábrico ( de Blas , 1993 , en prensa ), ubicables en cronología convencional en el tercio final del IV mileno a . de C . El deseable apoyo de los ajuares falta en MA VI donde aquellos carecen de la suficiente elocuencia .
MA XVI ofrece también un modelo camera ! poligonal simple , que en principio no desentonaría con MA VI ; no obstante , la importancia de la cámara se realza ( con su cobertera monolítica de unos 5.000 kg . de peso ), con respecto a un túmulo más discreto tanto en superficie como en altura ; en todo caso de menor entidad que el de Ma VI . Reúne además un expresivo ajuar , recordemos , muy próximo al del dólmen con vestíbulo
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