CANDÁS MARINERO REVISTA NUMERO 44 CANDÁS MARINERO | Página 4
DÓLMENES DEL MONTE
AREO, CARREÑO. CAMPAÑAS
ARQUEOLÓGICAS DE 1991 A
1994
Miguel Angel de Bias Cortina
III. LAS ARQUITECTURAS EXCAVADAS
l. Túmulo MA VI (Área de San Pablo)
(fig. 2 y 3)
Uno de los subgrupos de este área reúne los mo-
numentos IV, V y VI. Este último, el más oriental de
los tres, ofrece un acusado montículo artificial, de
planta circular y diá- metro E-O de unos 20 m. y
una altura de 1,90 a 2,00 m. en su sector central.
Los sempiternos saqueos apenas eran perceptibles,
limitados a la cumbre del túmulo, encima de la co-
bertera de la cámara pétrea. Esta circunstancia per-
mitió a los violadores localizar con escasos destro-
zos el punto de franqueo a la cámara entre su techo
y el ortostato del costado E.; este azar, en definitiva,
evitó maniobras mayores, redundando en la esplén-
dida conservación del conjunto del monumento.
Una primera constatación de los trabajos estable-
ce sin dudas que el túmulo recubría a la cámara ha-
ciéndola subterránea y aislada del exterior; invisible,
en todo caso, para sus contemporáneos.
Sobre una superficie construida próxima a los
314 m-, incidieron las excavaciones en la disección
diametral (E-
0) del túmulo, con testigos intermedios, en un regis-
tro de 20 m. de largo por 2 de ancho. Un corte
radial sobre el costado N. y varias cuadrículas en el
entorno camera!, completaron un volumen de traba-
jo considerable y suficiente para la comprensión
del modelo arquitectónico.
En síntesis, se pudo observar como el túmulo fue edi-
ficado de forma esmerada distinguiéndose varias fa-
ses genéricas: A), un probable anillo pseudoperiféri-
co de bloques de piedra; B), una primera capa de
sedimento sobre el horizonte constructivo original;
C), una primera capa de bloques de piedra; D), una
potente capa de sedimento; E) una segunda capa de
piedras, y F), sedimento de cubrición final del túmu-
lo
La potencia de esta estructura supera en el entorno
de la cámara los 2 m. Su cobertura superior, el seña-
lado tramo F, no deja de plantear inseguridades. En
una primera anotación nos pareció debida a la sedi-
mentación posterior al megalito, de modo que su
imagen externa original fuera la correspondiente a la
capa pétrea segunda (E).
Hay por el contrario, argumentos que perfilan
firmemente la probabilidad de que una capa de tie-
rra sellara la arquitectura; entre otros, el que en algu-
nos sectores del monumento las tierras referidas
procedan del solum sobre el que fue edificado. La
potencia de esa capa sugiere la extracción de tie-
rras en las inmediaciones del dolmen mediante ho-
yos o zanjas, hoy imperceptibles, evitando el costo
en tiempo y esfuerzo de un transporte desde luga-
res alejados
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