CANDÁS MARINERO REVISTA NUMERO 44 CANDÁS MARINERO | Page 10

HISTORIA DEL PIRAGÜISMO OLÍMPICO ESPAÑOL: LA TRAYECTORIA DEPORTIVA DE HERMINIO MENÉNDEZ RODRÍGUEZ
Agustín Antuña Suárez Academia Olímpica Española
sénior, y como consecuencia participó también en el Mundial sénior de Rumanía, formando parte del K-4 en 1.000 metros. Comenzaba a gestarse un cuarteto español que, con algunos retoques, alcanzaría, años más tarde, los primeros lugares del piragüismo internacional. A partir de aquel momento Herminio quedó definitivamente encuadrado en el equipo nacional, en el que continuó hasta finales de 1984, a la vuelta de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles. En este largo periodo, el piragüismo español escribió las más importantes páginas de su historia y en ellas, como protagonista central, estuvo siempre este candasín universal Herminio Menéndez
4. Rumanía: La verdad descarnada
Los rectores deportivos españoles habían quedado muy satisfechos de los resultados conseguidos en Rumanía y suscribieron un compromiso con el equipo rumano, de cara a los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972. A principios de dicho año, fue invitado a España el equipo rumano, y se organizó una concentración conjunta con el equipo español en Sevilla. Durante dos meses, desarrollaron un intenso trabajo conjunto, a fin de mejorar e impulsar una mejora sustancial en las técnicas que en aquellos años se conocían y que podían implicar un incremento del rendimiento del equipo español. De entre los mejores deportistas que participaron en aquella concentración sevillana, se pretendía hacer la selección del grupo que, en el mes de abril, debía trasladarse a Rumania, donde deberían permanecer hasta la celebración de los Juegos Olímpicos, es decir, más de cuatro meses. Era, por tanto, la concentración más prolongada, más dura y el intento deportivo más serio realizado hasta entonces por un equipo español.
A Rumanía llegaron un total de veintiún deportistas, de los cuales al final solamente podrían quedar siete. Veintiún jóvenes que aspiraban a quedar entre los elegidos. Unos habían abandonado los estudios. Otros, el trabajo. Todos, por supuesto, su familia, amigos, entorno. Su máxima ilusión era estar entre aquellos que tendrían el gran honor de ser olímpicos. Todos soñaban con la gloria. Desgraciadamente, solo una tercera parte podrían conseguirlo. El resto deberían regresar a sus hogares cabizbajos, silenciosos, tal vez frustrados para siempre. Era la otra cara del deporte.
De los recuerdos de Herminio Rodríguez rescatamos algunas circunstancias de la evolución del ambiente que se fue viviendo. Como es lógico, lo que en un principio era una piña de jóvenes alegres, amigos, optimistas, solidarios,… el grupo se fue convirtiendo poco a poco en un colectivo en el que existían diferencias, silencios, roces, desconfianzas. La culpa era de aquellos segundos, aquellas décimas que el cronómetro, juez rígido e implacable, iba marcando día a día. La elección era definitiva e inflexible. El crono sería el único en dictar sentencia. Un catarro, un enfriamiento, una lesión, cualquier contratiempo que repercutiese negativamente en el rendimiento, podía ser la causa suficiente para quedar fuera. Y fueron pasando los días, las semanas, los meses y de forma regular fueron regresando a sus hogares aquellos, al principio, animosos muchachos, que un día muy cercano soñaron con la fama. Unos volvieron al no cumplir con las marcas exigidas. Otros no esperaron tanto. La tensión de aquel ambiente era tan fuerte que algunos no lo pudieron soportar. Finalmente, quedaron los siete elegidos, los que al final demostraron ser los mejores y, entre ellos, dos asturianos: Ramón Menéndez Palmeiro, otro miembro del club de piragüismo Los Gorilas, y Herminio Menéndez.
10